Depresión ruidosa

Esta emoción posee tal intensidad que afecta la percepción que el individuo tiene de sí mismo. Se autopercibe como vulnerable, incapaz de enfrentar las dificultades, se siente inútil, una carga, un peso para los demás.

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El doctor Derlis Aranda, psiquiatra, describe al paciente que está padeciendo un episodio depresivo como alguien que distingue esta tristeza cuando sucede por primera vez, como una tristeza nunca antes experimentada, que persiste todo el tiempo y varios días seguidos, al menos dos semanas.

El doctor José Vera Gómez, psiquiatra, relata que desde sus inicios en la psiquiatría le llamó la atención que algunas personas que buscaban ayuda llegaban con dos bolsos, le decían: “doctor, aquí le traigo todos los análisis y estudios que me hice, y los médicos me dijeron que no tengo nada”. El contenido del primer bolso consistía en una cantidad de análisis bioquímicos, radiografías, electrocardiogramas, electroencefalogramas, tomografías y resonancia magnética nuclear, entre otros. Luego le pasaban el contenido del segundo bolso: “aquí están todos los medicamentos que me indicaron y no me aliviaron”; eran muchos frascos y cajas de vitaminas, fortificantes, analgésicos y tranquilizantes en algunos casos.

El doctor Aranda menciona que “la percepción que tiene el afectado de su entorno se encuentra alterada, percibe a los demás como hostiles, indolentes ante su situación, incapaces de comprenderlo y despectivos. La percepción pesimista del futuro expresa la desesperanza, está convencido de que nada de lo que pudiera hacer cambiará el fatídico futuro que le espera, con los peores desenlaces posibles (tríada de Beck)”. 

En tanto, el doctor Vera Gómez agrega que el rostro expresa tristeza, en los casos graves la persona no deja de llorar. Los movimientos se enlentecen, aunque también debido a la desesperación puede haber inquietud y aparente aceleración. Las personas que habitualmente cuidaban mucho su aspecto personal, dejan de hacerlo.

El doctor Aranda suma más síntomas: incapacidad para disfrutar de actividades que antes le provocaban placer, por ejemplo, las reuniones sociales o la compañía de amigos, deportes, etc. También alteraciones del sueño, del apetito, inquietud o inhibición extrema, indecisión, problemas para concentrarse, errores en el trabajo por falta de atención, ideas de culpa sobre hechos remotos. Inclusive pueden expresar que los demás estarían mejor sin él o ella, o tienen deseos de “descansar de una vez por todas”. 

“Es una enfermedad ruidosa, dramática, experimentada dolorosamente por el sufriente y sus familiares”, reflexiona el doctor Vera Gómez.

Por su parte, el doctor Aranda recomienda que para poder intervenir es preciso primero identificar el cuadro, así como la presencia de ideación suicida. Para ello, en la entrevista realizada a través de consultas, como “¿pensó usted en suicidarse?” o “¿intentó hacerse daño?”, esta pregunta ayuda y permite al paciente expresar con palabras aquellas emociones que tal vez tenga guardadas dentro suyo. Hablar acerca de estas ideas ayudará al afectado a tener una mejor comprensión de las ideas. 

“Conversar con el paciente despierta nuevas formas de enfrentar las situaciones que siente que le están atormentando”, agrega.

Recuerde que “los cuadros depresivos moderados a severos precisan de tratamiento farmacológico, además de la psicoterapia. La evolución del paciente es más favorable cuando es abordado por un equipo multidisciplinario (psicólogo, psiquiatra, etc.). Para el tratamiento farmacológico se indican antidepresivos”, concluye el doctor Aranda.

Mientras que el doctor Vera Gómez informa que “los casos de trastornos depresivos mejoran casi en su totalidad con la combinación de tratamientos psicofarmacológicos y psicoterapéuticos”.

mirtha@abc.com.py

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