Sigue jugando por pasión

Para muchos, está desaparecido, pero el histórico defensor de la Albirroja olímpica que consiguió la Medalla de Plata en Atenas 2004, Emilio Martínez, sigue jugando y coleccionado títulos, ahora en la liga sanlorenzana con el 12 de Octubre de Calle’i.

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Muchos lo recuerdan por haber sido parte de aquella selección histórica que hace 11 años conquistó algo inédito en nuestro país: una medalla de plata en los Juegos Olímpicos. Con mucha amabilidad, Emilio conversó con ABC Color y recordó gloriosos momentos de Atenas 2004 e hizo un repaso general de su carrera profesional.

Con sus 34 años bien cumplidos, el defensor oriundo de Concepción no piensa ni remotamente en retirarse; es más, contó que entrenará duro estos meses libres para volver a jugar el próximo año en la categoría Intermedia, donde ya militó hasta el año pasado en Sport Colombia. “El año pasado jugué en Sport Colombia, me operé de la rodilla y este año vine a jugar con un amigo en la Liga San Lorenzana. Salimos campeones con el 12 de Octubre de Calle'i con varios jugadores conocidos, como Édgar Robles, César Martínez”, comentó.

Muchos quizás pensarán que lo hace por la necesidad económica, pero no, el “Capullo” Martínez, como se lo conoce, supo utilizar el dinero que ganó en su momento y su obsesión por seguir jugando es meramente pasional y para sentirse bien. “No lo hago por dinero, por suerte en ese aspecto estoy bien. Tengo un comercio (una casa de electrodomésticos) en el que me va muy bien y tengo varios inmuebles que alquilo incluso. No me gusta pensar en retirarme porque las ganas me sobran. Este año no jugué en Intermedia porque me operé de la rodilla”, explica el menor de 14 hermanos.

Emilio debutó en Primera con Nacional, con su entrenador de todas las inferiores, Ramón Emeric. Tras su buen desempeño en la Academia, pasó rápidamente a Cerro Porteño, donde se consagró campeón invicto en 2001 de la mano de Mario Jacquet.

Sin dudas, uno de los recuerdos más grandes de su carrera es haber conseguido la Medalla de Plata en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Recuerda cada detalle de lo que vivió en la gigantesca Villa Olímpica, donde se encontró con cientos de atletas. Como todo paraguayo, Emilio y los otros compañeros se pasaron “enseñando” el idioma guaraní con todos los que se cruzaban.

“Teníamos un grupo sensacional, unido, que quería ganar legalmente algo. Vos ahí te cruzabas con todo el mundo, de repente pasa a tu lado un famoso que veías por la tele, pero era tan normal que no se dimensiona al principio. Me acuerdo bien del chino de la NBA Yao Ming (de 2,29 m), después también nos encontramos con Andrea Pirlo, Gilardino, con los que también nos enfrentamos luego. Me saqué foto con ellos, pero recuerdo que el chino se reía nomás y nosotros le decíamos de todo en guaraní, ni te imaginas lo que le decíamos y él como si nada. Encima estaba con uno de los más bromistas que era Fredy Bareiro. Cuando queríamos ser ‘cachiai’ (bromista) le llamábamos a cualquiera y le hablábamos en guaraní, que no ayudó no solo para joder sino también fue muy clave para comunicarnos en la cancha”, relata el zaguero que supo jugar también en el fútbol del exterior como en México y Bolivia.

Cuenta además que una de las víctimas favoritas del grupo bromista era Julio Manzur, quien en esa época ya era serio y muy maduro con respecto a sus demás compañeros. “El más pichado era Julio Manzur, ‘ijargel’ la tipo, pero era peor para él porque por eso mismo le hacíamos las cosas... Son momentos imborrables que tenemos porque, además de la responsabilidad que uno asume, va y tiene su momento de relajo y diversión”.

Sobre la recordada final ante Argentina, que se consagró campeona tras triunfar por 1-0 con gol de Carlos Tevez, dijo que ambas selecciones llegaron en desigualdad de condiciones. Una Albirroja “amputada” prácticamente, mientras la Albiceleste esperaba con todas sus figuras. “Jugamos todos machucados, estuvieron varios que no habían jugado, yo tuve que jugar ese partido desgarrado, me infiltraron, estábamos pocos ya porque la mayoría estaba lesionado, además esa selección de Argentina era la mayor prácticamente, casi todos esos jugadores fueron a disputar las Eliminatorias”, recuerda.

Entre todos los partidos disputados, el que más recuerda y dice que será inolvidable para él, es que disputó Paraguay en cuartos de final ante la favorita Italia, que sucumbió ante a garra guaraní con gol del “Zorro” Bareiro. “El de Italia para mí fue inolvidable, porque Italia era favorita con Pirlo en su mejor momento, Gilardino, ganamos ese partido ya comenzamos a ser candidatos, un grupazo teníamos”.

Emilio Martínez es uno de los jugadores privilegiados que tuvieron la oportunidad de ponerse la camiseta de los dos grandes de nuestro fútbol, además la de Libertad y Nacional, el club con el que debutó en la máxima categoría. Consultado sobre en qué club se sintió mejor y por qué, respondió sin dudar: “Cerro para mí fue lo mejor. Salimos campeones invictos con Mario Jacquet, siempre me sentí mucho más cómodo en Cerro, además por la gente, que era increíble. En Olimpia no me fue muy bien, era una época que no se ganaba nada. Me hice fanático de Cerro por la hinchada y todo eso”, reconoció.

El defensor olímpico recordó a grandes futbolistas con los que jugó y muchas veces hasta le parece injusto que los hinchas no valoren a verdaderos ídolos de Cerro Porteño y sí tengan que venerar a otros jugadores actuales por uno o dos partidos regulares. “Suelo escuchar que la gente le trata de ídolo a Fabbro y dicen que es un fenómeno. Me gustaría que esa gente le viera a Guido Alvarenga en su momento, no sé que van a decir, él si era un fenómeno”, dijo Martínez defendiendo al “Mago”.

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