Una imposición que para algunos ya es una necesidad

Para muchos, la implementación del reglamento que obliga a alistar a un jugador de categoría '94 ha sido un gran problema, por ser una imposición; en cambio, para otros ha servido para consolidar valores, que hoy en día ya juegan por una necesidad.

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Al comienzo, todos lanzaron el grito al cielo, pero con el pasar del tiempo, muchos clubes, no todos, terminaron siendo beneficiados por el nuevo reglamento impuesto por la Asociación Paraguaya de Fútbol, que consiste en poner a un jugador sub 20 como titular en cada club de Primera División.

Un claro ejemplo es lo que pasa con Cerro Porteño, que comienza a exhibir una nueva joya como Sergio Díaz, que por ahora ya brilla por sí sola, pero que con el tiempo puede maravillar más. Si bien el nuevo niño mimado de Barrio Obrero tiene condiciones de sobra para jugar en la categoría principal del fútbol paraguayo, no hubiese estado quizás en Primera de no ser por la nueva ley exigida por la entidad matriz.

Hoy en día, Díaz dejó de ser una pieza que solamente “completa el álbum” por imposición; al contrario, se ha vuelto indispensable y es la principal carta de desequilibrio ofensivo que tiene Leonardo Astrada, estratega azulgrana, que incluso ya le dio oportunidad en la Copa Sudamericana. Pero tampoco le fue fácil a Cerro; tuvo que experimentar en la era Arce con varios juveniles que impresionaron en algunos juegos y luego terminaron regresando a sus respectivas categorías, como el caso de Carlos Montiel, Santiago López y Miguel Almirón, casi todos ellos participando en la Reserva. 

Además de Cerro, Olimpia, Sol de América, Sportivo Luqueño, 3 de Febrero, Rubio Ñu y últimamente 12 de Octubre y Guaraní han encontrado buenos beneficios con los futbolistas que juegan por “obligación”. 

Olimpia ha sido uno de los clubes que nunca sufrieron por la nueva ley. Desde un comienzo se preparó y antes de la vigencia de la reglamentación ya dio exiguas presencias principalmente a Walter Clar y en menor medida a otros futbolistas. Esto fue una gran tarea capaz no reconocida a Éver Almeida, quien fue formando de a poco al mediocampista zurdo, casi indiscutible en los equipos del franjeado. Luego, fueron apareciendo otros juveniles como Fernando Martínez, Arturo Mendoza, Carlos Guerreño y Jeremías Bogado, todos ellos con extraordinarias condiciones pero sin mucha consistencia en sus rendimientos.

Aunque no pasa por un buen momento como equipo, Sol de América viene dependiendo desde hace rato de un juvenil como Cecilio Domínguez, que se fue consolidando a fuerza de la reglamentación y hoy en día es quizás la materia prima más valiosa que tiene el cuadro unicolor, pensando en una posible transferencia, siempre importante para todos los clubes para oxigenar la difícil economía que soportan. Pero no todos resultaron ser como Domínguez, ya que también tuvieron su oportunidad Diego Aguada y Walter Araújo, muy irregulares ambos para adaptarse al difícil ambiente de la Primera División.

Si bien Guaraní sigue probando juveniles, ha encontrado valores quizás inesperados, que hoy en día son alternativas válidas para Fernando Jubero, como Adilson Lezcano, un lateral con mucha personalidad, y Sergio Mendoza, el primer experimento aborigen, que ha cumplido en la medida de las oportunidades que se le han dado. La actual carta del DT aurinegro es Marcelo González, un volante ofensivo que ha crecido con demasiada rapidez y que incluso ya aportó un gol en el juego ante el 3 de Febrero. 

Aunque tuvo un tiempo de mucho bajón, 12 de Octubre también ha conseguido un gran valor surgido desde la cantera como Pablo Rolón, un volante que promete mucho pero que ya es una realidad en el 12 de Octubre. Su inclusión en los primeros tiempos en el cuadro base fue por la necesidad de cumplir con el reglamento, pero al correr de los partidos ha sido clave en un equipo itaugüeño que agoniza en Primera. 

Por su parte, Luqueño también ha logrado afianzar a otro sub 20 como Derlis Alegre, indiscutible siempre en los equipos del auriazul. Otros claros ejemplos son 3 de Febrero, que últimamente ha tenido una hiperdependencia de Cristian Colmán, el gran goleador de 19 años, y Rubio Ñu, que tiene como pulmón a un juvenil de trabajo silencioso pero sumamente efectivo que es Rober Piris Da Motta. Por si fuera poco, el albiverde ya cosechó los primeros beneficios económicos, pues a mitad de año cedió a Gustavo Viera, de tan solo 17 años, al Corinthians de Brasil. 

Sin dudas, los que más han sufrido con la imposición de la categoría sub 20 han sido Libertad y Nacional, dos clubes intolerantes que han dado muy poca confianza a sus juveniles.  La “excusa” es obviamente el no querer arriesgar un resultado con jugadores “desconocidos”, que aún les cuesta la adaptación al primer equipo.  

Libertad ha apostado mucho a Iván Ramírez, un excepcional jugador que ha tenido que transformarse en lateral, volante central, mediocampista por los dos extremos y hasta de enganche. A pesar de la pluralidad de funciones que le han designado, Ramírez ha cumplido casi siempre, aunque es sabido que como máximo jugará media hora, siendo optimistas. Muy pocas veces ha tenido la confianza de regresar en un segundo tiempo, mucho menos culminar un partido entero. Pedro Sarabia además ha probado en su momento a Ángel Lucena y últimamente a Alan Benítez. 

Si Libertad parece intolerante con sus juveniles, Nacional lo es aún más. Gustavo Morínigo, entrenador tricolor, utiliza a sus juveniles, principalmente a Enrique Araújo, solo para cumplir con el reglamento, ya que en el 90% de los juegos es cambiado como máximo a los 25 minutos. Últimamente también fue “utilizado” el mediocampista Arnaldo Di Giacomi, quien también ha sido víctima de la poca “paciencia” del entrenador. 

General Díaz y Deportivo Capiatá, por su parte, son dos clubes que han estado en un punto medio. Normalmente sacrifican a sus juveniles de acuerdo al rendimiento. El Águila ha confiado mucho en el desequilibrante Wilfrido Báez, mientras que el cuadro “Escobero” ha rotado en la utilización de Édgar Balbuena y Jonathan Sánchez. 

La reglamentación también le jugó una muy mala experiencia a Capiatá, que en el intento de darle confianza a Elio Martínez, un arquero de tan solo 16 años, lo terminó “quemando”, ya que en juego ante Nacional tuvo que ser “sacrificado” luego de dos errores infantiles, propios de la edad.    

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