Violencia de género: tres fatalidades

Diciembre y enero suelen ser los meses más fatales en cuanto a violencia de género; sin embargo, en menos de dos semanas se han registrado dos asesinatos de mujeres y el de un hombre por parte de su esposa que había denunciado violencia doméstica.

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“Un giro inesperado dio el caso de un expolicía asesinado de un brutal golpe en la cabeza. La esposa del ahora fallecido se entregó y aseguró que lo mató a mazazos porque estaba cansada de los maltratos físicos y psicológicos”, comienza la crónica que anunciaba el pasado 11 de noviembre que Elisa Carolina Benítez de Aquino, de 34 años, una mujer delgada, tez clara y cabellera negra, había matado a su marido golpeándolo con un mazo.

Tras unos días del hecho -ocurrió un domingo de mañana- la Policía sospechó de Elisa, comenzó a indagar y ella confesó que mató con un mazo a su marido Félix Amado Aquino Paredes, un policía de 37 años. La versión de Elisa es que él llegó ese día a la mañana después de haberse ido de fiesta con sus amigos. Dijo que llegó y la agredió, le puso un arma en la boca y después le apuntó a su hijo. Tras una larga discusión, el hombre se fue a dormir y entonces ella lo atacó.

“Capaz la gente ahora me esté juzgando, pero nadie sabe lo que yo pasaba en cuatro paredes. Me amenazó con matar a mi hijo y me metió un arma de fuego en la boca. Yo solo me defendí”, dijo cuando la detuvieron. Además, comentó que ella lo había denunciado anteriormente por violencia y que no obtuvo respuesta. Ahora, la Justicia deberá indagar y tomar una determinación: inocente o culpable. Con razón o sin ella, nuevamente la violencia de género es causa de la pérdida de una vida.

Las ocho puñaladas en el cuerpo de Cecilia la desangraron. Murió en el suelo de su casa en Mariano Roque Alonso la mañana del 13 de noviembre. El hombre que la mató no fue un desconocido, no fue una pareja ocasional, no fue un novio de juventud; fue el padre de sus hijos y su exmarido, Martín Ariel Bogado, de 26 años.

Martín y Cecilia estuvieron casados pero se separaron porque él le pegaba y ella lo denunció. La separación no fue suficiente: la violencia siguió y Cecilia consiguió una orden de restricción para su exmarido mediante la que se le ordenaba que se mantenga alejado de ella y de los niños. Eso no importó, porque él llegó, llegó para gritarle, llegó y la mató. 

Cecilia hizo las cosas como debía: acudió a las autoridades, se decidió, se fue a vivir a otro lugar y se llevó con ella a los niños, tuvo hasta orden de restricción, pero eso no evitó su muerte. En el proyecto de ley que se está trabajando actualmente en la Comisión de Equidad y Género de la Cámara de Diputados se prevé el uso de rastreadores que los agresores deberán llevar puestos, sin que esto violente su dignidad o afecte su vida diaria, sino a modo de tenerlo lejos. La ley no llegó a tiempo. Cecilia está muerta y sus hijos, huérfanos.

Justiniano Cuenca Galeano tenía 40 años y era violento. Una serie de denuncias por violencia forman parte de su prontuario. Hace algunos meses le quemó la casa a su exconcubina y madre de sus hijos, Erenia Silva, de 42 años, y ella lo denunció ante las autoridades, pero el caso fue caratulado como daño porque no se comprobó la intención de asesinato, y entonces Erenia y sus hijos se quedaron con la ropa puesta.

No fue suficiente. El 17 de noviembre Erenia salió temprano de su casa ubicada en la compañía Citary de Nueva Colombia, departamento de Cordillera, en busca de remedios yuyos (plantas medicinales) que solía vender. Tenía que volver enseguida, pero no lo hizo porque su expareja la degolló con una pala, le causó un corte profundo en la cara y arrastró su cuerpo hacia un esteral. Fueron los vecinos, alarmados por su ausencia, los que salieron a buscarla y la encontraron, muerta, alrededor de las 16:00.

Erenia, Celicia, Elisa y Félix ahora son solo estadísticas, mientras la sociedad se demora en abordar la problemática de forma integral, seria, abierta. Ya eran tres casos relacionados con violencia de género y el Ministerio de la Mujer no se había pronunciado, no emitió un comunicado ni se oyó a la ministra.

Mediante un llamado desde una radio local, la ministra Ana María Baiardi recordó a la ciudadanía que el Ministerio tiene una línea de ayuda las 24 horas: 137. A esta línea, solamente este año, han llegado casi 10.000 llamadas. Si bien parece una cifra grande, no lo es, porque según la ministra existe un enorme subregistro. 

Las estadísticas muestran que de cada tres mujeres que sufren violencia física, solamente una denuncia. Este año han recibido además a al menos 35 mujeres en un albergue que ofrece el Ministerio, donde ellas pueden llevar a sus hijos si no tienen a dónde ir.

“No olvidemos que la persona que está en una pareja donde hay violencia, esa persona (el agresor) fue elegida en el afecto antes de la violencia. Cuando hablamos de muertes, también hablamos de muerte de los agresores y la violencia solo genera violencia. El golpe es uno de los últimos pasos de la violencia”, explicó y pidió que la ciudadanía también se haga responsable del problema, denunciando cuando tome conocimiento de un caso así. 

Dónde denunciar hechos de violencia contra la mujer

Si sos víctima o tenés conocimiento de un caso de violencia contra la mujer llamá al 137 “SOS mujer”. Tiene cobertura nacional las 24 horas, todos los días, y es gratuita.

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