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Para enturbiar más el panorama, el jueves asesinaron a un funcionario penitenciario y despareció el código rojo que pesaba sobre la esposa de Sebastián Marset. La oficina asuncena de Interpol fue intervenida por ese suceso, que demostraría el poder del joven supuesto narco uruguayo.
Lo más complejo fue lo del Consejo de la Magistratura (CM) por la desesperada urgencia del cartismo para nombrar a la señora Pucheta, adherente de Horacio Cartes. El proceso de nombramiento comenzó casi a medianoche del lunes y no paró hasta que el jueves la señora estuvo sentada en el CM desplazando a Enrique Kronawetter.
Hay un enredo de fechas de nombramientos desde las cuales debe “elegirse” la fecha de inicio de la ejecutoria de Kronawetter. Por un lado, Mónica Seifart había sido nombrada por Abdo representante ante el CM y juró el 29 de octubre del 2020. Si se toma esa fecha, su mandato debía haber concluido el 29 de octubre del 2023. Ella renunció en octubre del 2022 para candidatarse a fiscala general. También renunció su suplente, Raúl Ramírez. A Seifart sucedieron luego Edgar Olmedo y Enrique Kronawetter.
Al recurrir ante la Corte Suprema para recobrar su silla en el CM, Kronawetter señala que Seifart había sido en realidad nombrada en marzo del 2020 aunque asumió en octubre, y que su periodo venció en marzo del 2023. Los cartistas toman como cierre del período de Seifart, octubre del 2023, pues tomó posesión del cargo en octubre del 2020. Por otra parte, el 12 de abril del 2023 el presidente Abdo, ante la comunicación de la vacancia por término del período oficial iniciado en el 2020, por decreto 9116 nombró a Kronawetter para el CM. Si se toma este decreto, Kronawetter va hasta el 2026. Ahí chocan los criterios. Un laberinto de fechas que la Corte Suprema de Justicia enfrentará.
Cabe recordar que cuando comenzó su mandato presidencial, en el 2018, Mario Abdo tuvo como representante ante el CM a Carlos Raúl Cabrera, quien había sido designado por el presidente Horacio Cartes. Cabrera estuvo en el CM desde el 2016 hasta el 26 de octubre del 2020.
Todo este lío desgasta al presidente, pues ese nombramiento no era prioridad para Peña. Su guerra es contra la pobreza, la inseguridad, la falta de educación, de salud. Él debe centrarse en las necesidades perentorias del país. El presidente debe asumir su autonomía y soltar todos los lastres que le cuelgan, para comenzar a dar, de una buena vez, alguna alegría a la gente.