A diferencia de la mascarilla clásica, el modelo transparente permite ver las expresiones faciales y leer los labios. De esta manera se facilita la comunicación y no solamente para los sordos o personas con problemas auditivos, que son 70 millones según la Federación Mundial de Sordos.
Su uso está ganando terreno poco a poco. Muestra de ello es que se encuentran tutoriales en YouTube para fabricarlas, el entrenador de fútbol americano Nic Seban lleva la suya en el campo de juego, la ministra francesa encargada de las personas discapacitadas la muestra en la Asamblea Nacional o una intérprete del lenguaje de señas del hospital de Portsmouth (Reino Unido) la exhibe en Twitter.
La Federación Francesa de Logopedas explica que con las máscaras clásicas, “los pacientes están privados de la fuente principal del mensaje oral: la boca y las mímicas faciales”.
En EE.UU., ClearMask LLC, anunció el martes haber recibido la aprobación de la FDA, la agencia estadounidense de medicamentos, para una mascarilla transparente de uso médico.
En Francia, una unidad vale entre 10,90 y 15 euros (13 a 18 dólares). La estadounidense ClearMask ofrece un lote de 24 mascarillas a 67 dólares (56,5 euros).