Desde hace 50 días la República del Paraguay sabe que lo mínimo que puede decir del presidente –con permiso– de la Corte Suprema de Justicia y ministro, Antonio Fretes, es que es un sinvergüenza: ha perdido la dignidad, está ensuciando el cargo de la más alta magistratura judicial y ya ni hablemos de honorabilidad, un tratamiento que está lejos de merecer. Según el titular del Consejo de la Magistratura, Óscar Paciello, el norte que tienen previsto como brújula para el próximo ministro o ministra que llegue a la Corte, el atributo insustituible y la gema en cuya búsqueda persistirán, es la honorabilidad. Se entiende que esta palabra se sostiene sobre todo en la honradez, en el respeto que inspira a los demás por su reputación o sus cualidades morales, cualidades todas que Fretes pareciera haber perdido hace mucho tiempo.
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La desvergüenza de un sinvergüenza
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