Demostración de hipocresía bolivariana

El Frente Guasu, fundado y liderado por Fernando Lugo, emitió un comunicado con relación a la crítica situación de Venezuela y a las iniciativas de la OEA con respecto a ella. Entre otras cosas, atribuye el gravísimo estado en que se encuentra la nación caribeña no a la ineptitud y la corrupción del régimen fundado por el gorila Chávez, sino al “oligopolio mediático internacional asociado al gran capital”. De la iniciativa de la OEA y su secretario general, Luis Almagro, el comunicado dice que ¡no respeta la soberanía del pueblo venezolano! Cuando es justamente el pueblo venezolano, haciendo uso de su soberanía, el que expresa su intención de que Maduro y sus secuaces se alejen del poder. Maduro y los bolivarianos que están arruinando Venezuela son los que violan la soberanía popular. Pero de esto el Frente Guasu no se percata o, mejor dicho, lo soslaya, porque le deja al desnudo con sus clásicas mentiras y falseamientos. Estamos, sin lugar ya a duda alguna, frente a hipócritas de doble rostro y doble rasero. Lo que les conviene a sus patrocinadores y financistas de Caracas es bueno también para ellos.

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Los grupos de la izquierda vernácula reunidos en el Frente Guasu, fundado y liderado por Fernando Lugo, emitieron un comunicado con relación a la crítica situación de Venezuela y a las iniciativas de la Organización de Estados Americanos en relación con ella. El manifiesto expresa, entre otras “perlas”, que el gravísimo estado de cosas que vive ese país no se debe a la ineptitud y la corrupción del régimen fundado por el gorila Hugo Chávez, sino al “oligopolio mediático internacional asociado al gran capital”.

En cuanto a las iniciativas asumidas por el secretario general de la OEA, Luis Almagro, ceñidas al exhorto cordialmente hecho a Maduro a que se someta a la ley de su país para favorecer una transición política pacífica y rápida, paso previo e indispensable para comenzar a resolver los problemas más urgentes que padece su pueblo, de esto los del Frente Guasu afirman que la OEA y Almagro ¡no respetan la soberanía del pueblo venezolano! Cuando que, justamente, ese pueblo venezolano, haciendo uso de su soberanía, es el que manifiesta su intención de que Maduro y sus secuaces se alejen del gobierno.

Maduro y los bolivarianos que están arruinando Venezuela son los que violan la soberanía popular. Pero de esto el Frente Guasu no se percata o, mejor dicho, lo soslaya, porque le deja al desnudo con sus clásicas mentiras y falseamientos. Desde luego, no nos puede sorprender que los bolivarianos paraguayos eviten con todo cuidado salirse una raya de la línea ideológica y política que se les baja desde Caracas, pero lo que no acabamos de comprender es cómo, habiendo gente retóricamente hábil en sus directivas, hayan perpetrado semejante mamotreto.

Los días del régimen fallido del bolivarianismo del “Siglo XXI”, como pretensiosamente bautizó Hugo Chávez a su régimen, están contados. Esto es tan evidente que hasta los más despistados pueden verlo. Nicolás Maduro tendrá que avenirse a resignar su cargo, como pide a gritos la gran mayoría de su pueblo, o continuará aferrado al mismo, en cuyo caso la salida a la crisis podría ser violenta. Tal vez tendrán que echarlo a cañonazos, siguiendo el ejemplo de varias experiencias ya conocidas en Latinoamérica, entre ellas la nuestra de 1989.

Más pintorescas resultan las expresiones de los bolivarianos autóctonos acerca de que no se respeta la soberanía del pueblo venezolano, cuando que ellos mismos, en su momento, propiciaron la intervención directa de los cancilleres sudamericanos en la política de nuestro país, en ocasión del juicio político constitucional que derivó en la destitución de Fernando Lugo. Las fanfarronadas y los exhortos a la rebelión militar que en el recinto del Palacio de Gobierno formuló el mismo Maduro, a la sazón canciller del gorilón Chávez, a los capos del Frente Guasu nunca les parecieron “intervenciones en asuntos internos” del Paraguay ni violación de los derechos soberanos del pueblo paraguayo.

Estamos, sin lugar ya a duda alguna, frente a hipócritas de doble rostro y doble rasero. Lo que les conviene a sus patrocinadores y financistas de Caracas es bueno también para ellos. Lo que les perjudica a aquellos es malo y repudiable para los nuestros. Imagínese la ciudadanía paraguaya, ¿qué hubiera estado sucediendo en nuestro país, actualmente, si el candidato del partido chavista paraguayo, Fernando Lugo, se hubiese mantenido en posesión del poder, en junio de 2012, gracias a la presión puesta por la patota diplomática que vino a intentar sostenerlo con algún apoyo militar efectivo alentado por esta?

La grave crisis alimentaria y de escasez de medicamentos y otros productos esenciales que padece el pueblo venezolano, según la declaración del partido chavista paraguayo, está ocasionada por otros, por “factores exógenos”, fenómeno que, según prosiguen contando “se agrava por la complicidad de la oligarquía local”. Estos mismos argumentos son los que las izquierdas iberoamericanas vienen repitiendo como loros cuantas veces se menciona, por ejemplo, la pésima situación económica de Cuba, sometida al régimen de más de medio siglo de duración de los hermanos Castro. Pasan las décadas y los pretextos siguen siendo los mismos.

No viene al caso ya enumerar las múltiples violaciones a los derechos humanos que se cometen en Venezuela. Se publican diariamente y todo el mundo sabe de ellas. Sin embargo, a los políticos del Frente Guasu, por ejemplo, todo esto les tiene sin cuidado. Seguramente piensan que si ellos se hallaran en idéntica situación aquí, gobernando este país, actuarían exactamente de la misma manera. Todos están cortados por la misma tijera.

Por lo expuesto, es bueno elogiar a la diplomacia paraguaya que, con sus últimas intervenciones, está tomando la delantera en la atención hacia Venezuela y mejorando la imagen pusilánime que ofrecíamos al mundo exterior con relación a su crisis. Es preciso apoyar a la OEA y a sus iniciativas para hacer valer la Carta Democrática. Hay que exhortar a las demás cancillerías iberoamericanas a que actúen de consuno. Nicolás Maduro podrá insultar a todos, porque para eso algún talento ya demostró tener, pero, a la larga, tendrán que resignarse, él y sus compinches, a cumplir los designios democráticos de la mayoría de los venezolanos o, Dios no lo quiera, a ser expulsados por la fuerza de los puños de un pueblo hastiado.

Es de lamentar que el Frente Guasu no lo comprenda, o no lo quiera comprender, por motivos inexplicables.

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