'Nos sentimos orgullosos de que nos llamen negros'

Llegaron a tierra guaraní hace más de 300 años. Desde entonces, han tenido que luchar por su libertad y contra los prejuicios para lograr visibilizarse como comunidad. Son las comunidades afrodescendientes, que hoy, reclaman mayor atención del Estado.

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Son paraguayos, pero por sus venas corre la sangre de una milenaria cultura que conquistó una dura batalla contra la esclavitud. Sus ancestros pelearon por ser libres, y luego a ellos les tocó pelear por ser aceptados en forma igualitaria. Por cambiar el concepto de esclavitud en la mente de las personas y erradicar la discriminación, el racismo, el rechazo.

Son las comunidades afrodescendientes, que llegaron al país hace más de 300 años y todavía hoy hay cuestiones por conquistar, pero reconocen que como sociedad hemos avanzado bastante. Hoy, pueden decir libremente cuáles son sus orígenes, y se sientes orgullosos de ello.

Entrevistamos a Susana Arce, representante de la Comunidad Kamba Kokue y líder del Centro Cultural Afrodescendiente, quien nos contó sobre los orígenes de esta comunidad y el proceso que han seguido para afirmarse hoy en la sociedad como ciudadanos respetados.

Los esclavos negros llegaron a Paraguarí con los jesuitas en el año 1743. Los jesuitas se asentaron en una estancia en la ciudad de Paraguarí. Según nos cuenta la líder, la hacienda estaba ubicada en el mismo lugar donde hoy se ubica la actual gobernación de la ciudad de Paraguarí. “La hacienda fue construida con las manos de los esclavos negros. Los amos les dieron una parcela de tierra para que se hicieran de cultivos, pero ellos mismos tenían que proveer de alimentos a esa estancia”, recuerda nuestra entrevistada.

De ahí proviene el nombre de Kamba Kokue. Kamba (negro) y Kokue (porque se dedicaban a la chacra).

Actualmente, Susana cuenta que los afrodescendientes están pasando por un buen momento. Se sienten visibilizados y valorados en el ámbito social. Pero no siempre fue así. Hubo un tiempo en que la discriminación era tanta, que cuando Susana estaba en la escuela, no quería decirle a sus compañeros que pertenecía a la comunidad Kamba Kokue.

Los miembros de su comunidad se limitaban a vivir marginados en una pequeña parcela de tierra que les habían dado, en las afueras de la ciudad.

“Tenía vergüenza, me quedaba en un rinconcito en el recreo. Las compañeritas no querían que me acerque a ellas. No quería identificarme. Los mismos paraguayos aislaban a esta comunidad. Pero de a poco, con los años fuimos identificándonos, y ahora estamos orgullosos de ser afrodescendientes”, cuenta Susana.

Recién desde hace 10 años, según nos cuenta Susana, comenzaron a trabajar en organizaciones, con la meta de visibilizar a las comunidades afrodescendientes, y afirman que los resultados son satisfactorios.

Los Kamba Kokue no son la única comunidad afrodescendiente en nuestro país. Existen otras, como los Kamba Kua, pero nuestra entrevistada asegura que los Kamba Kokue fueron los primeros en llegar a la tierra guaraní, e instalarse en las ciudades de Paraguarí y Emboscada.

Una de las grandes fortalezas de la colectividad Kamba Kokue es la tradición. Desde hace 350 años, adoran a la virgencita del Rosario, una imagen que, según cuenta la leyenda, fue encontrada por una esclava en la casa de un amo. “Como le parecía tan linda, llevó esa imagen oculta debajo de su pollera, la escondió. Se la mostró a su marido, que se llamaba Benito del Rosario. Fue así como decidieron que se llamaría Virgen del Rosario, que sería la santa patrona de la comunidad, y que la celebrarían con una gran comilona el primer domingo de cada octubre. La festividad se volvió una tradición que el pueblo celebra hasta hoy.

Para fortalecer más el aspecto cultural, actualmente se encuentran proyectando formar un elenco de teatro. Además, quieren potenciar la ejecución de los tambores.

“Al hablar de negros, lo que más resalta es el sonar de los tambores, y ese es un tema que nos falta instalar en la comunidad. Estamos interesados en potenciar esa área”, manifestó la representante de los Kamba Kokue.

Justamente, el sábado 12 de agosto, en la Casa de la Cultura de la Municipalidad de Paraguarí, celebrarán una noche de tambores. Será un encuentro con Afrodescendientes de distintas comunidades del país.

Susana considera que el pueblo afrodescendiente avanzó bastante en materia de derechos. “Ahora somos respetados, inclusive en las instituciones públicas. Somos visibilizados. Cualquier actividad que surja, acá en la ciudad, tanto municipal, o de la gobernación, siempre nos invitan a participar como comunidad. Aunque aún falta mejorar”.

Los afrodescendientes apuntan a lograr la promulgación de leyes que los avalen, y les permitan tener un sitial para el gobierno nacional. “El diputado Jorge Baruja presentó una ley, pero sin que nosotros sepamos cuál es su contenido. Queremos una copia de esa ley y la vamos a estudiar”, solicitó Susana.

En numerosas ocasiones los mismos comunicadores experimentamos confusiones al momento de decidir cómo referirnos a comunidades de afrodescendientes. Dudamos acerca de las expresiones. ¿Realmente está mal decir negro? ¿Hasta qué punto es correcto decir “persona de color?”.

Consultamos esto a Susana, que tiene el conocimiento suficiente para responder pues vivió en carne propia la discriminación desde que nació.

La mujer nos aclara que el rechazo hacia el color negro de la piel solo está en la mente de quienes discriminan y en realidad, los integrantes de la comunidad afro no tienen ningún problema con que les digan negros. Es más, se refieren con estos términos al hablarse entre ellos y lo hacen con orgullo. “Los negros nos sentimos orgullosos de que nos digan así. Decime negra, porque eso soy, y lo llevo en alto con orgullo, porque yo sé lo que los negros sufrieron”, expresa Susana.

Por último, Susana tiene dos pedidos especiales: que no se apague la llama de su cultura, y que el gobierno preste atención a comunidades afrodescendientes de cuya existencia nadie sabe, “y están como nosotros, hace 15 años atrás, marginados, discriminados”, cuenta.

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