Quejas por escasas ventas en las “casillas de oro”

Solo quejas se oyen en las casillas construidas para los vendedores que fueron desalojados de los alrededores del templo de Caacupé. Los vendedores aseguran que en la nueva galería, cuya construción costó G. 1.600 millones, la venta es casi nula.

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Una particularidad de las celebraciones de este año es la reubicación de los comerciantes que anteriormente estaban instalados en las calles cercanas al santuario de Caacupé, donde aprovechaban la afluencia masiva para concretar importantes ventas.

Esta vez, los vendedores se encuentran al costado de la Municipalidad de Caacupé, en un espacio que consideran insuficiente y alejado de la aglomeración de potenciales clientes.

Una mujer que prefirió el anonimato comentó a la enviada especial de ABC Color Gabriela González que entre ayer y hoy solo pudo ganar G. 100.000, monto que considera insuficiente ante los gastos que debió realizar previamente. Indicó que para adquirir sus productos debió sacar un préstamo de G. 1.500.000, cifra a la que deben sumarse otros G. 400.000 en concepto a canon a ser abonado a la comuna por el uso de las nuevas casillas.

Otro comerciante, que también pidió no ser identificado por temor a represalias de la comuna, denunció que este es el primer año en que sufrirá pérdidas en más de 40 años de labor en cada festividad mariana. Aseguró que todo tiende a confirmar que no tendrá ganancia alguna.

Durante un recorrido en las últimas horas de este domingo se pudo constatar la casi nula presencia de compradores o al menos algún curioso en los angostos pasillos de la nueva galería construida por la comuna local por un valor de G. 1.600 millones.

Los vendedores consideran que las casillas constituyen “gallineros”, debido a la falta de espacio, situación que no les permite siquiera exhibir sus productos de manera adecuada. “La gente no viene hacia este lugar. Los peregrinos llegan al santuario y compran los recuerdos de los alrededores y retornan. Aquí todos los días pasamos sentados esperando a los compradores”, se quejó días atrás Guillermo González.

Al millonario gasto que representó el proyecto -que tiende a ser un fracaso, según los mismos comerciantes- deben sumarse las averías que ya registran algunos puestos, como el caso de las canaletas. Justamente por hacerse eco de estas denuncias, la corresponsal Desiré Cabrera fue querellada.

Pese a las numerosas quejas, hasta el momento el intendente de Caacupé, Roberto Franco (ANR), no da la cara para salir a explicar la situación o presentar alguna alternativa de solución.

Los vendedores ambulantes fueron obligados a desocupar los alredores del santuario debido a una resolución del obispado. El intendente había señalado en octubre pasado que esta medida solo viene a reforzar las ordenanzas que datan de 1993, según las cuales se declara zona sacra el área del templo y todas las calles de su entorno. De esta manera, se prohíbe la circulación de vendedores y fotógrafos.

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