La física cuántica ya nos comprobó que todo es energía. Vibrando densa o liviana; desde la materia, los alimentos hasta las enfermedades, los pensamientos y las emociones.
Los aspectos que más juzgamos de la humanidad como la violencia, injusticia, los abusos, el estrés, el miedo, la corrupción, el sufrimiento, la depresión y las enfermedades son de las vibraciones más densas que existen.
Cuando meditamos hacemos la tarea más importante: ELEVAR NUESTRA VIBRACIÓN DENSA, alejándonos así de todo comportamiento humano bajo.
Empezando por el plano mental, luego al emocional y físico. Regenerando cada célula, patrones mentales y emocionales.
Y como dice el Dalai Lama: “Si les enseñamos a meditar a cada niño de 8 años, podríamos eliminar la violencia del mundo en una sola generación”.
Si queremos eliminar y elevar estos aspectos densos del mundo primero tenemos que “elevar” nuestra propia densidad, nuestra propia violencia, sufrimiento, falta de integridad y miedos internos.
Ya probamos cambiar el afuera y cómo nos está yendo? No tan bien no? Cada vez que meditas estás diciendo al mundo: “Me estoy haciendo responsable de las vibraciones densas de mi ser que no me permiten ser mi 100% para dar al mundo.”
“Cuando uno cambia, el mundo cambia” Isha Judd