Clubes brasileños dominan la Libertadores, aunque de la hegemonía asoman grietas

SAO PAULO. Los clubes de Brasil ganaron seis de las últimas diez Libertadores -Palmeiras y Flamengo son los rostros más recientes de ese dominio-, pero una de las causas de su hegemonía puede ser, a la vez, su ruina: el dinero.

Santos será uno de los equipos de Brasil en la Libertadores. Fue campeón en el 2011
Santos será uno de los equipos de Brasil en la Libertadores. Fue campeón en el 2011UESLEI MARCELINO

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Aunque las victorias de Brasil difícilmente sorprenden desde que Pelé y su corte, a finales de los años 50, obtuvieron un asiento en el Olimpo, el poderío reciente de los brasileños en la Libertadores, que el martes inicia la fase de grupos, solo parece amenazado por el River Plate de Marcelo Gallardo.

En las últimas diez ediciones de la Copa alzaron seis títulos -con equipos diferentes- frente a tres obtenidos por los argentinos (dos de River) y uno por los colombianos. Flamengo en 2019 y Palmeiras en 2020 garantizaron el bicampeonato para Brasil, que en este siglo se ha sacudido del dominio histórico de los clubes de Argentina.

Las razones de la supremacía son variadas: una liga muy competitiva, similar a la Premier League, en la que un número amplio de candidatos pelea temporada a temporada por la estrella; materia prima privilegiada e ingresos por encima de sus rivales continentales.

“Hoy los clubes brasileños tienen mayor potencial de inversión financiera que sus vecinos, inclusive pueden contratar protagonistas de otras selecciones sudamericanas”, explica a la AFP el comentarista Leonardo Bertozzi, de ESPN.

“Las diferencias en los valores de los derechos de transmisión de la liga brasileña frente a otros torneos sudamericanos ayuda a acentuar esas diferencias, además de los contratos de mercadeo y publicidad”, agrega.

En 2019, la televisión repartió 1.052 millones de reales (253 millones de dólares al cambio promedio de ese año) a los clubes de primera división de Brasil, según el portal Globo Esporte. En Argentina, ese mismo año, se entregaron casi 91 millones de dólares, de acuerdo con el diario La Nación.

A eso se suma que los herederos de Pelé tienen más participantes en la Libertadores (siete para la edición 2021: Palmeiras, Flamengo, Fluminense, Sao Paulo, Internacional, Atlético Mineiro y Santos) y la Copa Sudamericana, que otorgan 229 millones de dólares en premios.

Talento abundante

Pese al derrumbe del real frente al dólar en el último año, los ingresos millonarios permiten a los brasileños contratar y retener internacionales como el paraguayo Gustavo Gómez, el uruguayo Giorgian de Arrascaeta, el chileno Mauricio Isla o el peruano Paolo Guerrero, figuras de sus respectivas selecciones, o últimamente la exestrella de River, Ignacio ‘Nacho’ Fernández, al Atlético Mineiro.

También atraer a entrenadores de renombre que suelen actualizar el balompié y llevarlo a niveles más competitivos. Tras dirigir en Brasil, los argentinos Eduardo Coudet y Jorge Sampaoli volaron para Europa. Lo mismo sucedió con el portugués Jorge Jesus.

“Gracias [al factor monetario] los buenos técnicos pueden ser importados”, apunta Bertozzi. Jesus, con el ‘Fla’, y su compatriota Abel Ferreira, con Palmeiras, son los últimos ganadores de la Libertadores. Y también emigró a Brasil -fichó para el Sao Paulo- el entrenador argentino Hernán Crespo, último ganador de la Copa Sudamericana con el modesto Defensa y Justicia.

A la materia prima sustraída de otros países se suman las canteras, que además de aportar talentos también son fuentes considerables de ingresos. El año pasado, con un mercado tímido por la pandemia, el Benfica pagó 28 millones de euros al Gremio por Everton y 18 millones al Corinthians por Pedrinho.

Brasil (2.742) es el país que más exporta jugadores, seguido de Argentina (2.330) y Francia (1.740), según un reporte publicado en mayo de 2020 por el Observatorio del Fútbol CIES.

Deudas millonarias

Las divisiones menores son un salvavidas para muchos, como el Santos, subcampeón de la Copa, asfixiado por deudas e imposibilitado para fichar jugadores debido a una sanción de la FIFA.

Alimentado por los ‘Meninos da Vila’, la famosa cantera de la que surgieron Pelé y Neymar, el Peixe ejemplifica la paradoja de muchos clubes brasileños: éxito en el campo, problemas en los escritorios.

Santos no pagó el pase del venezolano Yeferson Soteldo al Huachipato de Chile y por eso no puede contratar jugadores. Otros equipos de Brasil han vivido lo mismo, ganándose fama de malas pagas con futbolistas y elencos, y reduciendo su desempeño en la cancha.

La pandemia golpeó a todos, con menos contundencia a Palmeiras o Flamengo, pero ahondó los aprietos de aquellos que iban por mal camino. El coronavirus acabó con los ingresos por taquillas y ahuyentó a algunos patrocinadores.

Las deudas de algunos -como Inter o Mineiro- se acercan a los mil millones de reales (unos 176 millones de dólares actualmente), según el diario O Estado de Sao Paulo.

“El fútbol, Brasil y el mundo deben cambiar después de la pandemia. Casi todos quedarán más pobres y habrá nuevas reglas. Los equipos con grandes deudas, aunque sean muy populares (...), tendrán muchas más dificultades para levantarse”, advierte Tostao, campeón en México-1970, en el diario Folha.

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