Ajedrez por Zenón Franco: Torneos Memorables (9), Netanya 1968

Tras abandonar el Torneo Interzonal de Susa 1967, cuando ocupaba el primer lugar, Bobby Fischer inició un nuevo período de poca actividad.

Torneo de Netanya 1968 (Archivo de películas de Jerusalénl).
Torneo de Netanya 1968 (Archivo de películas de Jerusalénl).Foto Gentileza

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La cuarta edición del torneo de Netanya, Israel, se jugó del 16 de junio al 1 de julio de 1968. Se conmemoraba el 20º aniversario de la creación del estado de Israel.

“No fue un torneo muy fuerte”, admite el holandés Hans Ree en My Chess, “con muchos maestros, la mayoría israelitas, y unos pocos grandes maestros”.

“Y sorprendentemente ahí estaba Fischer, ya considerado como el mejor ajedrecista del mundo…estaba con nosotros –como si de repente apareciera Johan Cruyff en su apogeo jugando en un equipo de aficionados la liga de los sábados”.

Fischer se impuso con 11½ de 13 puntos, con 3½ puntos de ventaja sobre sus escoltas, para él fueron como unas vacaciones.

La razón de jugarlo, según cuenta uno de los participantes, el danés Svend Hamann en su libro de memorias, es que el polaco-estadounidense Isador Samuel Turover patrocinó su participación con 3.000 dólares. Anteriormente había hecho lo mismo con Fischer para que jugara el Interzonal de Estocolmo de 1962.

El torneo coincidía con el Campeonato de EE. UU. Fischer no lo jugó al no ser aceptadas sus condiciones económicas.

Recordemos una de las victorias más brillantes de Fischer en Netanya, los comentarios entre comillas son del propio Bobby Fischer.

Robert Fischer

Uzi Geller

Netanya (11), 29.06.1968

25.Ae5!! [”Un elegante golpe tras la cual la ventaja blanca resulta decisiva” (Dvoretsky). “Forzando, por medio de una pequeña combinación, el cambio de alfiles, creando muchos agujeros en las casillas negras. Este factor es decisivo. La última esperanza de Geller era 25.Te1? seguiría 25...Dxe1+!! 26.Cxe1 Ag7! 27.Dg5 Af6! y tablas”.] 25...Axe5 26.Te1 f4! 27.Txe5 Dd7 28.h5! [”Abriendo totalmente la posición negra. Si 28...gxh5 entonces 29.Tg5+”.] 28...fxg3 29.hxg6!! gxf2+ [”Si 29...Txf3 sigue 30.Te8+!! y el peón g corona”. En el Informador Fischer siguió la línea un poco más 30...Dxe8 31.Dxh7+ Rf8 32.g7+ ganando.] 30.Rxf2 hxg6 31.Dxg6+ Dg7! 32.Tg5! [”El golpe final: el cambio de damas le cuesta a las negras el alfil de a6.”] 32...Tf7 “Y aquí, mientras trataba de decidirme entre 33.Dh6 o 33.Dh5″. 1–0

Charlas con Hans Ree

Fischer eligió como compañeros de charla al británico Michael Basman y al holandés Hans Ree, “una elección obvia porque éramos de una edad similar”, comentó Ree.

Fischer y Ree se acostaban tarde y caminaban hacia el pueblo, mientras que los trabajadores nocturnos que reparaban las calles, siempre lo saludaban al pasar, “¡Hola Bobby!”, porque “todo el pueblo sabía que él había ido”.

Antes de jugar, Fischer exigió lo habitual en él, espacio y tranquilidad, exigencias que fueron aceptadas, pero que no pudieron ser cumplidas.

En Israel, Fischer “fue la amabilidad personificada”, aceptó los ruidos del público, con aplausos en momentos críticos, encogiéndose de hombros, dijo que en Yugoeslavia era peor.

Ree vio que, en realidad, a Fischer le encantaba el entusiasmo de los aficionados yugoeslavos.

Ree dejó que Fischer eligiera los temas de las charlas, casi nunca eran sobre ajedrez, iban desde la inseguridad ciudadana en Estados Unidos, (él tenía dos alarmas en su apartamento de Brooklyn), hasta las elecciones presidenciales de aquel año, donde Fischer no pensaba votar, porque, dijo: “Son todos unos ladrones”.

Opinó que George Wallace, el Gobernador de Alabama, era “probablemente el más honesto”. Es llamativo, ya que Wallace era un defensor del segregacionismo.

El favorito de Ree era el Senador Eugene McCarthy, del Partido Demócrata, que quería finalizar la guerra de Vietnam. Fischer consideraba a McCarthy ridículo, y creía imposible que alguna vez llegara a ser presidente de EE. UU., algo en lo que acertó.

Para quien conozca las declaraciones de Fischer en contra de su país de origen realizadas en sus últimos años, las ideas políticas suyas en 1968 le resultarán sorprendentes, ya eran brutales, si bien luego dieron un giro inesperado.

Entonces, como Ree, también quería terminar la Guerra de Vietnam, pero él a través de un ultimátum a Vietnam del Norte, creía que EE. UU. debía amenazar con usar bombas atómicas, y aun lamentándolo, creía que, llegado el caso, había que usarlas.

Ree había leído que durante el torneo de Curazao 1962 Bobby Fischer había hecho declaraciones antisemitas. Le preguntó si era verdad, y si lo era, ¿qué hacía entonces en Israel? Fischer admitió haber sido antisemita, aunque era algo estúpido, y añadió: “Además, soy medio judío, ¿cómo puedo ser antisemita?”.

Muchos años después este argumento no le pareció válido, aún con la constancia de ser judío, por parte de ambos padres, pero entonces su salud mental ya estaba muy dañada.

Las charlas no eran siempre sobre temas trascendentales, Ree vio que los intereses de Fischer no se limitaban al ajedrez, era un gran conocedor de la literatura norteamericana y aún más de la música popular de su país, conocía casi todas las canciones de Aretha Franklin y leía ávidamente revistas como Mad, Newsweek, Playboy, Time, etc.

De visita en un kibutz jugaron partidas rápidas. Ree aspiraba a conseguir algunas tablas, pero no tuvo chances. Fischer ganó con tanta facilidad que propuso darle un caballo de ventaja, Ree, aun sintiéndose ofendido, jugó, y también perdió, y Fischer ya no quiso jugar más, “No eres rival”, le dijo.

Creo que muchos ajedrecistas se hubieran sentido tan afortunados como Ree por haber conocido un poco más al Fischer de entonces, aunque la autoestima quedara golpeada al constatar la abismal diferencia de nivel de juego entre ellos.

Ree se atrevió a decirle a Fischer que creía que su comportamiento en el pasado había sido paranoico, Fischer se rio y le contestó que lo decía porque Ree no tenía sus problemas. Ree confesó haber, ingenuamente, deseado tener esos problemas (evidentemente unidos al talento ajedrecístico de Fischer), pues creía que le hubieran hecho inmensamente feliz.

Jugar contra “Dios”

En un momento hablaron sobre el norteamericano Reuben Fine, que había sido uno de los mejores del mundo en los años 40, y que además de psiquiatra era un hábil escritor, aunque no muy riguroso.

Fine escribió sobre la ficticia frase de William Steinitz donde dijo que podía darle a Dios un peón de ventaja y la salida.

Fischer dijo que eso era absurdo, “Pero creo que con blancas le haría tablas. Juego la Apertura Española, y no puedo perder. Tal vez si jugase la Siciliana …Pero no, juego Ac4 y estoy mejor, entonces, ¿qué puede hacer? Puede intentar engaños, por ejemplo, aburrirte”.

Hay gente que tomó esto de forma literal, Ree lo tomó como una broma, “Dios” era utilizado como una metáfora de un juego perfecto.

Charlas con Sven Hamann

El danés Sven Hamann jugó en la primera ronda con Fischer y perdió con facilidad, también trabó cierta amistad durante el torneo con Fischer. Por ejemplo, combatían el calor yendo a la playa y se quejaban al unísono de la comida, que con frecuencia era pollo en todas sus variantes.

Hamann no vio trazas del antisemitismo que luego floreció, a diferencia de Ree, él no logró que Fischer hablara sobre política, “él solo estaba interesado en el ajedrez y en Bobby”, escribió.

En ese entonces era normal despedirse intercambiando números de teléfono por si pasaban por sus ciudades de residencia, y eso hicieron.

Tras pasar unas semanas en Israel y luego en Grecia, en septiembre de 1968 Fischer jugó nuevamente un torneo, en Vinkovci, Yugoeslavia.

Este torneo era mucho más fuerte que el anterior, aunque también ganó con facilidad, logró 11 sobre 13 puntos, superando en dos puntos a Matulovic y Hort, más atrás quedaron Gheorghiu, Ivkov, Byrne, etc.

En octubre de 1968 Fischer viajó a Lugano, Suiza, dispuesto a jugar la olimpiada, pero consideró que la sala de juego era un verdadero desastre, sin ventilación, mala luz, etc.

Hasta los soviéticos y el líder del equipo norteamericano, George Koltanowsky, estuvieron de acuerdo. Fischer planteó mejoras sobre los aspectos deficientes. Una de sus condiciones fue jugar en una sala privada, y al no serle atendida, se marchó.

Una deuda impagada

Fischer jugó solo una partida en todo ese período, un match entre el Manhattan Chess Club y el Marshall Chess Club, en noviembre de 1968. Fischer colaboró con una fácil victoria del equipo de Manhattan.

Lo siguiente, y la partida comentada, está extractado del libro Bobby Fischer Jugada a jugada y algunas anécdotas de este autor, publicado por Zenonchess Ediciones.

Volvamos por un momento al torneo de Netanya, recordemos que Fischer y Hamann habían intercambiado sus números de teléfono, aunque Hamann no creyó que volvieran a verse.

Hamann cuenta en sus memorias que en octubre sonó su teléfono: “Hola, soy Bobby”, Fischer estaba en Copenhague por poco tiempo tras terminar de jugar en Vinkovci.

“De cualquier manera, quería verme probablemente porque estaba aburrido. No creo ni por un instante que fuera por mí o por mi brillante conversación”.

Fue a buscarlo al hotel y fueron a su casa. “Mi entonces esposa hizo una gran bandeja de sándwiches de queso para los tres – eso pensaba. Bobby espió mis revistas rusas de ajedrez y empezó a devorarlas con tanta rapidez como comía los sándwiches. Al final, yo realmente quería comer solo un sándwich y me dirigí al último, pero él fue más rápido”.

Hamann quedo admirado por la asombrosa rapidez con la que Fischer leía las revistas rusas, comprendía la clave de las posiciones o las combinaciones de inmediato.

Después de unas horas el encuentro se acabó y llevó a Fischer de vuelta al hotel.

“Probablemente se olvidó de mí y de la visita muy pronto. Pero no del ajedrez. En Shakhmatny Bulletin, Nº 9, 1968, encontró un artículo de Evgeny Gik sobre una variante que ahora se llama Ataque Grand Prix, donde las blancas sacrifican un peón en f5. Ahora estándar, pero en ese entonces era bastante nuevo”.

Poco más de un mes después Fischer lo jugó, con los colores cambiados y un tiempo de menos.

Hamann comentó que décadas más tarde pasó unos días por Islandia, buscó el teléfono de Fischer en la guía y (obviamente), no lo encontró, y pensó, “Qué lástima. De verdad que me debía un sándwich de queso”.

Veamos la partida relacionada con el sándwich de queso que quedó como deuda.

GM Zenón Franco Ocampos

Ponteareas, 26 de julio de 2023

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