Algunos bailarines y docentes conversaron con ABC Color sobre la situación que atraviesa este sector. Tatiana Mersán, quien el año pasado presentó a su compañía joven independiente Avant Ballet, con la que para este año tenía previstos varios shows, comentó que debió cancelarlos todos porque estos dependían 100% de la venta de entradas. Mientras que su estudio de danza “TM” también cerró sus puertas.
“Estoy intentando recibir lo que pasa, entender que todo pasa por algo; que tiene un motivo y razón de estar sucediendo, y parto de esa base para adelante. Manteniendo la calma y con confianza”, expresó la bailarina, quien estuvo bajo el mando de Julio Bocca en el Ballet Nacional Sodre de Uruguay.
Por otro lado, la también bailarina y docente Bethania Joaquinho, quien está al frente de Edith González Danza y Movimiento, y fundadora de la “Cía. Danza” que lleva su nombre, afirmó que esta situación llegó en un momento de mucha debilidad económica, pues enero y febrero son meses laborales considerados “muertos” para la danza.
“En mi estudio habíamos iniciado el mes de marzo con ensayos, clases y cursos, y cuando empezaba a regularizar la parte económica todo se vino abajo por esta situación”, lamentó, ya que su compañía de danza contemporánea debía participar en agosto de un festival internacional. “Debido a la incertidumbre de la situación en fronteras terrestres y aeropuertos, los organizadores tomaron la decisión de hacer el festival solamente con artistas nacionales, quedando fuera todos los elencos de los demás países invitados”, contó.
Mientras que Rubén Vistoso, bailarín y ensayador del Ballet Clásico y Moderno Municipal (BCMM), que dirige Miguel Bonnín, manifestó que si bien la situación generó un estado de sorpresa, están tratando de “mantener la motivación” con las clases online y “afrontando con una actitud positiva desde el vamos”, porque cree que “juntos” se puede hacer una diferencia.
Al respecto de los planes con el BCMM, señaló que este año se tenían temporadas programadas para mayo, agosto octubre y noviembre.
En movimiento
Pero a pesar de que la actividad de espectáculos paró, un bailarín no puede parar. Vistoso destacó la importancia de mantener el entrenamiento físico para estar preparados en cuanto se pueda volver. En dicho sentido, la compañía sigue entrenando de manera remota, lo cual está siendo afrontado por los bailarines “con la mejor actitud y predisposición”, resaltó.
Para Mersán, quien también está ofreciendo clases a través de internet, estas están resultando de una manera positiva porque se nota que las personas están tomando compromiso a la hora de tener una rutina, según expresó. Asimismo indicó que estudió en cada detalle a la aplicación utilizada, porque no está creada especialmente para dictar clases de danza o música. “Creo que llegamos al punto donde estoy logrando poder transmitir la misma sensación que tenemos cuando estamos en vivo. Las que participan de las clases también ya están cada vez más acostumbradas y hasta veo mejorías desde la pantalla”, observó.
Al respecto de esta alternativa, Joaquinho, quien también sigue en conexión con los alumnos a través internet, planteó que esto “ataca directamente el espíritu de lo que son las clases presenciales”. Para ella una clase “se vive, se suda, se siente, y nunca se podrá obtener un rendimiento considerable con las clases virtuales”. Señaló que si bien es una medida de emergencia, “está muy lejos de cumplir una función educativa real” y que en un futuro le gustaría que eso quede “como la última de las últimas alternativas de sustento”.
Pero desde los tres puntos de vista el movimiento es primordial, por lo cual Mersán agregó que “movernos hace que mejore nuestra autoestima y que nuestra salud mental sea mucho más fuerte, y hoy lo necesitamos”.
“Es fundamental, humanamente primero, y como profesionales de la danza muy importante, porque el cuerpo va perdiendo tonicidad muscular sino es entrenando diariamente En nuestro caso como bailarines es parte de nuestro desarrollo profesional diario en los ensayos”, consideró Vistoso. Joaquinho profundizó que gracias al movimiento “obtenemos beneficios en la circulación sanguínea, eliminación de tóxicas, resistencia cardiovascular, entre otros”. Pero para estos tiempos ella recomienda no tomarlo como compromiso sino como dispersión. “Estamos lidiando con una Pandemia mundial para la que nadie estaba preparado y ya es suficientemente pesado para el día a día el tener que procesar todo esto que estamos pasando”, puntualizó.
Apoyo a las artes
Acerca del apoyo por parte de instituciones ya sean públicas o privadas, Mersán consideró que el sector independiente, que perdió sus ingresos de espectáculos, talleres o charlas, podría recibir “algún subsidio”.
Joaquinho, a su vez, agradeció a la Secretaría Nacional de Cultura, que está llevando a cabo el festival “Cultura desde mi casa” y entregando kits de alimentos. Pero advirtió que estas medidas de emergencia dejaron al desnudo “la situación de abandono en la que se encuentra el sector artístico”. “Necesitamos un plan de contingencia regulado, leyes y políticas culturales que alcancen a todos los sectores. Y sobre todo la importancia de ser contemplados como un sector trabajador, con las garantías laborales que merece nuestra profesión”, argumentó.
Vistoso también observó la ayuda de la institución mencionada, como también de la Dirección General de Cultura y Turismo de la Municipalidad, por transmitir en sus redes videos de los espectáculos del BCCMM.
Puso en resalto además el acompañamiento de Crear en Libertad con las acciones de emergencia, y sugiere sumarse a estos grupos organizados. En dicho aspecto dijo que hay que recordar que todos son parte de un equipo de profesionales del arte. “La empatía será la clave en este proceso donde todos nos necesitamos de una u otra manera, sobre todo en el ambiente artístico nacional”, reiteró.