Manifestó que primeramente las comunicaciones sobre cómo evitar el contagio deben ser adecuadas para los diferentes sectores. Incluso, la misma debe contar con diseños sencillos para la fácil comprensión de personas con discapacidad intelectual. Más allá de esto, uno de los problemas principales es que hay un sinnúmero de barreras arquitectónicas para acceder a un centro de salud, especialmente, por sus propios medios. Resaltó la importancia de que el personal de blanco maneje la lengua de señas.
Asimismo, los fármacos y productos de higiene deben contemplar braille, para garantizar la autonomía de las personas con discapacidad visual al momento de realizar las compras.
Se suma a esto que las personas con discapacidad generalmente requieren de asistentes de manera permanente, para cumplir con las cuestiones de aseo personal y quehaceres del hogar. “Esto dificulta el confinamiento”, explicó.
Otro aspecto importante es que los usuarios de sillas de ruedas permanentemente deben tener contacto con las ruedas y estas a su vez con el piso. “Es por esta razón que es esencial que las personas con discapacidad física sean disciplinados con la higiene constante de las manos”, indicó. Finalmente, agregó que en muchos casos debido a la discapacidad, las personas tienen pocas oportunidades y viven en pobreza por lo que tienen poco acceso a los servicios básicos como agua, productos de higiene, etc. Por ello, recalcó que el Estado debe dar ayudas económicas de manera prioritaria a las personas con discapacidad.