Desde que tiene memoria la música existe en su vida. En 2009 ingresó al Instituto Municipal de Arte, donde esperaba estudiar piano, pero al haber vacancias llenas le presentaron al contrabajo. “Me atrapó y ya no lo dejé. Fue ahí cuando empezó todo”, afirmó Mendoza, quien años más tarde también empezó a tomar clases de canto. Actualmente cursa la licenciatura en Música, en la Universidad Nacional de Asunción.
Si bien pasó por orquestas como contrabajista y también trabaja como docente, dijo que sentía la necesidad de cantar música popular y de hacer su propia música. Esa necesidad, la que definió como algo “muy fuerte”, la llevó a lanzarse con un tema propio: “Tamora’e”, en cuyo video la acompañan Morris Morales en guitarra y Seba Ramírez en percusión. A este tema le siguió su versión de “Los hermanos”, de Atahualpa Yupanqui, grabado a guitarra y voz.
La senda del canto popular para Nat fue iluminada por la voz de Mercedes Sosa, gracias a quien, “humildemente”, reconoce que puede llamarse también una cantora popular. Escuchar a “la negra” Sosa le abrió “otra ventana al mundo”, aseguró, y afirmó que incluso existiendo figuras como Mercedes, la música popular está “medio escondida” a causa de la “comercialización” de otros estilos que a veces “llegan más fuerte”.
“Lo de Mercedes fue muy revelador, fue un viaje interno. Parece que me mostró muchas cosas mías, me reconectó con mis raíces. Ahí fue que empecé a notar esa necesidad de poder conectarme con mis raíces, con el lugar de donde yo vengo, entonces orgánicamente se dio la composición con sonido de raíz”, explicó la cantante, quien confirmó que tiene ya muchos temas que espera pronto salgan a la luz.
Para la artista, parte de conectar con sus raíces es conectar con todo lo que la rodea: “desde la naturaleza, la tierra que es nuestro hogar, nuestro mundo, nuestra sociedad, la gente con quien compartimos, nuestros gobiernos, historias, guerras, el hambre, el amor. Todo eso para mí forma parte de conectarme con mi raíz y no puedo evitar hablar de eso. En la música no puedo fingir”, aceptó.
La música: reflejo del interior
Nat habló de que su deseo es que cada persona pueda “conectar” con lo que le hace bien, con lo que uno siente. Pensando en músicas cuyas letras contienen, por ejemplo, pensamientos despectivos respecto a la mujer, ella expresó que eso “es una consecuencia de cómo está la sociedad”.
“Si hoy día en la masa suena más una música que habla sobre la cosificación de la mujer lo único que está mostrando es que eso está ocurriendo hoy, entonces desde mi deseo personal puedo decir ojalá que eso pueda cambiar, pero al mismo tiempo otra vez agradezco que eso ocurra porque nos muestra de que eso todavía sigue latente y significa que tenemos que seguir atendiéndolo. El día en que no haya esa clase de música vamos a decir que entonces nuestra sociedad está curada de eso. Agradezco a la música en general por ser tan honesta y por mostrarnos tan crudamente verdades que incluso nos duelan”, reconoció.
“La música es como un arma que siempre va cargada, tiene mucho poder, y lo único que nosotros hacemos es decidir qué balas le ponemos”, reflexionó la artista acerca del camino que uno desea tomar con sus composiciones. “Yo decido potenciar el llamado de la paz, el llamado del amor, el amor como fuerza natural que rige toda la vida”, aseguró.
Mujeres y derechos
“Si hay algo que pica demasiado quiere decir que es necesario tocarlo. Así como en la vida misma de cada uno, si hay algo dentro tuyo que te está molestando demasiado es porque la vida te está poniendo para que lo mires. En el ámbito de ser mujer y artista en Paraguay creo hay gente que no lo quiere ver, pero sí está claro que hay una desigualdad muy notoria, así como en las demás profesiones”, observó Nat acerca de la lucha de la mujer en todos los ámbitos.
La instrumentista y cantante afirmó que la “desigualdad” de oportunidad “no se puede negar”, por lo que las mujeres deben caminar como colectivo “hacia el entendimiento, primero”, de manera a luchar y a través de eso conquistar espacios. “A través de la historia siempre vimos que las luchas se ganaron luchando, no hay otra manera”, dijo.
Mendoza planteó que esta lucha no es por el “odio” hacia los hombres, sino por un “dolor colectivo”. “Es mucho dolor de muchos años, siglos, que está latente en nuestro ADN. Entonces así como las mujeres de antes nos enseñaron cómo llegaron a conseguir derechos, también estamos tratando de hacer nuestro camino como podemos”, planteó.
Puso como ejemplo a Paula Nenette Pepín, esposa de Atahualpa Yupanqui, quien compuso “un montón de canciones, pero ninguna estaba registrada a su nombre porque en su tiempo eso no se podía. Hoy día por suerte tenemos esos derechos y no fue por las mujeres se quedaron calladas”, aseguró.
Asimismo, Nat recordó que “el acoso” es algo que sigue latente en nuestra sociedad, y es otra de las aristas a erradicar. “Vivimos en un mundo donde todavía las mujeres son acosadas todos los días en la calle, en sus casas, en sus familias, en los colegios, universidades. Si hoy eso no pasara no iban a existir reggaetones que hablen de la cosificación de la mujer”, insistió.
Parte de su lucha para ella es el desarrollar su carrera artística con sus creaciones, algo que la tiene “muy feliz”, mencionó. “Tamora’e” es demasiado especial para nosotros, porque creemos fervientemente en todo lo que decimos en esa música. Me parece que es como un aporte muy del corazón nuestro para todos y más todavía en este tiempo súper sensible para toda la humanidad”, cerró.