Un complejo juego de espionaje

John David Washington y Robert Pattinson en una escena que se destaca por su brillante e impactante iluminación.gentileza

El cine es para Christopher Nolan como aquel DeLorean que le permitió a Marty McFly viajar a través del tiempo en “Volver al futuro”. A lo largo de su filmografía, el director británico ha jugado complejamente con este recurso, ofreciendo a “Tenet” la posibilidad de ser algo más que una simple película de espías.

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“No trates de comprenderlo, solo siéntelo”, pronuncia uno de los personajes al inicio de este largometraje, dando una clave de cómo disfrutar de esta película, cuyo relato se asemeja a un cubo de Rubik en el que cada cara representa a un momento en el tiempo.

Al inicio, podemos ver y escuchar cómo una orquesta afina sus instrumentos para comenzar un concierto en la ópera de Kiev. Así también Nolan nos introduce a este espectáculo audiovisual que nos llevará por diversas ciudades del mundo y que merece ser disfrutado en la gran pantalla.

El principio de este concierto se ve interrumpido por un ataque en el que vemos por primera vez al protagonista, encarnado acertadamente por John David Washington. Poco tiempo después, tras superar una dura prueba, este protagonista recibe su misión, con una palabra y un gesto como únicas armas para evitar la Tercera Guerra Mundial: “Tenet” y los dedos de las manos entrecruzados.

Nolan apela a la física para imaginar este conflicto bélico. Pero no a la fisión nuclear que permitió la creación de la bomba atómica, sino a la inversión, un concepto bajo el cual la entropía de un objeto o una persona puede invertirse.

Aliado con Neil, el personaje encarnado por Robert Pattinson, el protagonista sale a la búsqueda de los responsables de la creación de municiones invertidas, en especial del oligarca ruso Andei Sator, interpretado por Kenneth Branagh.

Para llegar a él será fundamental ganarse la confianza de la elegante Kat (Elizabeth Debicki), su esposa, a quien Sator considera como su posesión.

Hasta casi la mitad de la película, el relato transcurre en forma lineal, pero luego Nolan comienza a jugar con los tiempos, así como lo hizo en “Memento”, “El Origen” e “Interestelar”. Esta vez, nos lleva a un complejo viaje entre presente y pasado, con momentos donde aprovecha para poner la acción en reversa, para representar el concepto de inversión.

El ritmo es rápido, con acciones sucesivas, que requieren de una gran destreza física por parte de los actores y enormes esfuerzos de producción para materializar estas escenas, que incluyen un yate de lujo, veleros de competencia y Boeing 747.

El relato puede volverse un tanto confuso, pero el acierto de “Tenet” está en la experiencia que brinda al espectador, que sin dudas, saldrá de la sala tratando de descifrar algunos aspectos de la compleja trama.

malonso@abc.com.py

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