Los dos kilos recolectados por China no solo la convierten en el tercer país en obtenerlos, sino que, por peso, será el segundo: las misiones estadounidenses lograron en total 382 kilos, mientras que las de la extinta URSS, unos 300 gramos.
El principal desafío de esta misión fue “conseguir despegar de vuelta desde la Luna”, aseguró el subdirector de la ANEC, Wu Yanhua. “Algo sin precedentes para nosotros porque la órbita lunar es muy diferente a lo que conocemos”, enfatizó.
Wu, también jefe adjunto del Programa de exploración lunar, afirmó que algunas muestras lunares están “a disposición de científicos de otros países”, y que otras se mostrarán en el Museo Nacional, en Pekín.
Las obtenidas por la sonda china serán de una zona inexplorada hasta la fecha: el pasado 1 de diciembre, alunizó con éxito en área al norte del Mons Rümker, en el Oceanus Procellarum, en la cara visible de la Luna, una zona a la que no habían llegado antes ni astronautas ni misiones espaciales no tripuladas.
Las muestras se recopilaron de dos formas diferentes: en la superficie de la Luna, gracias a un brazo robótico, y bajo tierra, a través de un taladro que perforó dos metros el satélite para obtener muestras variadas que podrían datar de periodos muy anteriores.