Según un comunicado especial de la Cumbre, los países de la región formada por los 19 de América Latina, España, Portugal y Andorra, reafirmaron que el agua potable debe ser "asequible, disponible, sostenible, accesible y de calidad, por ser un derecho humano y además un medio de subsistencia básico y un componente esencial para garantizar la salud pública".
Acordaron a su vez generar espacios de diálogo político de alto nivel para avanzar en la construcción de "lineamientos comunes para construir una Agenda del Agua" y expresaron la necesidad de "apoyar y fortalecer" la gestión de los Estados en la mejora de la accesibilidad y el saneamiento.
Los jefes de Estado y de Gobierno recordaron que la pandemia puso "en evidencia" la importancia del acceso al agua potable y saneamiento y que después de un decenio del reconocimiento de este derecho, una de cada tres personas sigue sin poder acceder al agua potable y más de la mitad de la población mundial carece de acceso a un saneamiento seguro, siendo fundamental el incremento del apoyo técnico y financiero a los países en desarrollo.
También llamaron la atención por el hecho de que la falta de saneamiento afecte "en mayor grado a las mujeres, pueblos indígenas, niñas y niños, quienes se enfrentan a la poca disponibilidad de instalaciones sanitarias seguras y privadas", algo que puede "vulnerar otros derechos".