“Estoy dolido. Pido perdón por la forma en la que muchos miembros de la Iglesia y de las comunidades religiosas cooperaron, también por medio de la indiferencia, en esos proyectos de destrucción cultural y asimilación forzada”, dijo ante una multitud de indígenas de Primeras Naciones, Metis e Inuit en Maskwacis, en la provincia de Alberta.
“El lugar en que nos encontramos hace resonar un grito de dolor” , afirmó el pontífice argentino de 85 años.
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En el centro de este “peregrinaje penitencial” está el doloroso capítulo de las “escuelas residenciales” para niños indígenas, un sistema de asimilación cultural que causó la muerte de al menos 6.000 menores por enfermedad, desnutrición, negligencia o abusos desde finales del siglo XIX hasta la década de 1990, y que creó un trauma a varias generaciones.
El gobierno canadiense, que ha indemnizado con millones de dólares a antiguos alumnos, se excusó oficialmente hace 14 años por haber creado estas escuelas para “matar el indígena en el corazón del niño” .
Después de que lo hiciera el gobierno, la iglesia anglicana también presentó sus disculpas. Pero la Iglesia católica, a cargo de más del 60% de estas escuelas, no lo había hecho hasta ahora.
En abril que todo cambió cuando el papa Francisco presentó excusas en el Vaticano y prometió venir a Canadá, por lo que ahora miles de indígenas esperan a que el Pontífice reitere las disculpas, esta vez en su territorio.