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El gobernador de la provincia de Limburgo, Jos Lantmeeters, confirmó esta cifra, que durante el fin de semana llegó a unas 15.000 personas, según recoge la agencia Belga.
"Tenemos guiones para todo tipo de catástrofes. Pero no para fiestas extrañas y sin previo aviso como ésta. La gente sobre el terreno me dice que es un gran caos”, comentó
La “rave” comenzó el viernes por la noche sobre las 23.00 horas para disgusto de los vecinos de la zona, molestos con el ruido y el tráfico generados por los participantes de la fiesta, llegados a veces desde muy lejos, detalla ese medio.
Según el diario “Le Soir”, la fiesta continúa hoy domingo “en pleno apogeo”, con podios instalados en los once hangares del recinto, y se espera que no concluya hasta el lunes por la noche.
De acuerdo a ese periódico, la policía local ha recibido refuerzos de la policía federal y de Defensa, pero la fiesta clandestina no ha sido detenida porque la prioridad es “vigilar, asegurar los alrededores y ayudar a los vecinos”.
Uno de los métodos de los participantes para que la policía no pueda intervenir es llegar en grupos muy numerosos.
“Hay mucha gente bajo los efectos del alcohol y las drogas. La experiencia en el extranjero demuestra que el cierre repentino de un evento masivo de este tipo puede provocar disturbios. Queremos evitarlo, por supuesto. Es una situación muy tóxica, con tumultos y destrucción”, comentó Lantmeeters, que ofreció hoy una rueda de prensa de la que se hacen eco los medios belgas.
El sábado por la tarde, la unidad de crisis de la policía federal y local, Defensa, la Fiscalía, el centro de crisis de la provincia de Limburgo y la unidad de seguridad del gobierno local de Sint-Truiden se reunieron de nuevo para ver qué medidas adicionales se podían tomar en relación con la fiesta en este terreno militar, de unas 400 hectáreas.
Además, desde el sábado por la tarde se han organizado en toda la provincia operaciones policiales contra el alcohol y las drogas para controlar a las personas que tenían previsto unirse a la fiesta ilegal, y según “Le Soir” se han puesto varias multas, también por delitos relacionados con las drogas.
Por su parte, la ministra federal de Interior, Annelies Verlinden, aseguró en Twitter que sigue de cerca la situación y que está en estrecho contacto con el alcalde de Truien y el gobernador de Limburgo.
"Las fuerzas del orden, incluida la policía federal que refuerza a la policía local desde el sábado por la mañana, han desplegado la concertación y el diálogo para controlar a la multitud y asegurar la zona”, señaló.
Confirmó que las autoridades locales consideran que “en este momento no es posible una evacuación segura de este lugar tan vasto y complejo”.
“Confío en la investigación que se llevará a cabo para identificar a los cabecillas de esta fiesta clandestina”, concluyó Verlinden, quien pidió que el asunto se trate con prioridad.