El Gobierno británico redefine el extremismo para prevenir que obtenga fondos públicos

Londres, 14 mar (EFE).- El Gobierno conservador británico publicó este jueves una nueva definición de extremismo que no tendrá peso legal pero utilizarán las autoridades para garantizar que los grupos designados extremistas no obtengan fondos públicos.

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El ministro de Comunidades, Michael Gove, dijo que esta medida, condenada ya por quienes creen que penalizará la libertad de expresión, persigue combatir el alza del extremismo islamista y de ultraderecha registrada a raíz de la guerra en Gaza.

Según la nueva definición, que actualiza otra de 2011, las órganos del Estado lo considerarán como "la promoción o propuesta de una ideología basada en la violencia, el odio o la intolerancia".

Esta ideología tiene como objetivo "negar o destruir los derechos y libertades fundamentales de otros; socavar, revocar o reemplazar el sistema de democracia parlamentaria liberal y derechos democráticos del Reino Unido; o crear intencionalmente un ambiente permisivo para que otros logren los resultados anteriormente expuestos".

"La presencia de las ideologías extremistas se ha hecho más evidente tras los ataques del 7 de octubre (por Hamás en Israel) y plantea un riesgo real para la seguridad de nuestros ciudadanos y democracia", declaró en un comunicado Gove, en línea con un reciente discurso del primer ministro, Rishi Sunak.

Esto es obra, prosiguió, de "extremistas islamistas y de extrema derecha que buscan separar a los musulmanes del resto de la sociedad y crear división en las comunidades musulmanas", así como "radicalizar a la gente, negarle sus derechos, suprimir la libertad de expresión, incitar al odio y socavar las instituciones".

"Las medidas de hoy garantizarán que el Gobierno no facilite de forma inadvertida una plataforma a quienes se proponen subvertir la democracia y negar los derechos fundamentales de otros", afirmó.

El Ejecutivo, que ha endurecido su retórica en este asunto de cara a las elecciones generales, difundirá en los próximos días una lista con las organizaciones que, siendo legales, considera extremistas y creará un Centro de excelencia contra el extremismo en el ministerio de Comunidades para analizar cada caso.

Gove insistió en declaraciones a los medios en que esta nueva definición más concreta permitirá identificar mejor a organizaciones sospechosas para evitar que se les dé dinero público, acceso al aparato del Estado o condecoraciones.

Sin embargo, varias organizaciones musulmanas y de libertades civiles, así como políticos de todos los partidos, señalaron que, al no ser una definición legal, podrá aplicarse de manera subjetiva y castigar desproporcionadamente a ciertas comunidades, en especial la islámica.

Cage -que expone abusos del Estado en su lucha contra el terrorismo islamista-; Palestine Action y Black Lives Matter UK acusaron al Ejecutivo conservador de "utilizar como arma el concepto de extremismo para protegerse" mientras que algunos políticos conservadores alertaron de que podría afectar a entidades contra el aborto o ciertos grupos feministas.

El abogado Jonathan Hall, encargado gubernamental de revisar la legislación contra el terrorismo, consideró la iniciativa "un decreto ministerial para la cancelación" de opiniones no gratas y el antiguo asesor estatal sobre islamofobia, Qari Asim, alertó de que puede inducir a una mayor radicalización si los grupos afectados deciden ocultar sus actividades.

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