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“En la explosión de anoche (sábado) una persona murió y otras tres resultaron heridas. La explosión fue provocada por una mina magnética colocada en un vehículo de pasajeros”, informó en un comunicado el portavoz de la policía de Kabul, Khalid Zadran.
Según Zadran, la información preliminar indica que la persona muerta era el conductor del vehículo, y los tres heridos era civiles.
La mayoría de los residentes de la zona de Kot-e Sangi, objetivo de la explosión, pertenecen a la minoría hazara.
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Desde que los talibanes tomaron el poder de Kabul, las hostilidades armadas en muchas partes del país han cesado, en parte porque muchos de los ataques eran cometidos por este grupo fundamentalista en la guerra contra el Gobierno y la república respaldada por Estados Unidos tras la invasión norteamericana.
Sin embargo el país sigue viviendo ataques contra minorías y contra los propios talibanes, muchos de ellos reivindicados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), y su rama afgana el Estado Islámico de Khorasan (ISIS-K, por sus siglas en inglés).
En los casi tres años de régimen talibán, los ataques del ISIS-K han tenido como objetivo lugares de culto y escuelas en las provincias de Kabul, Kunduz y Balkh, de las comunidades hazara, chiíta y sufí.
Un ataque suicida con bomba tuvo lugar el mes pasado en el Banco de Kabul en la ciudad de Kandahar, en el sur de Afganistán, donde empleados del gobierno talibán hacían cola para cobrar sus salarios, 23 murieron y otros 60 resultaron heridos.
El ataque fue reivindicado por el EI.