El director de la agencia nuclear de la ONU llega a Irán

Grossi llegó a primera hora de la tarde en Teherán acompañado por una delegación de la OIEA y mañana dará un discurso en la primera Conferencia Internacional de la Ciencia y Tecnología Nuclear iraní en la ciudad de Isfahán, informó la agencia Mehr.

La conferencia se celebra en la provincia de Isfahán que acoge la mayor central nuclear del país, la de Natanz, además de otras instalaciones atómicas.

Esa región sufrió un ataque el mes pasado, atribuido a Israel, sin que se produjeran daños a las instalaciones nucleares, indicó entonces el OIEA.

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Grossi se reunirá con altos cargos iraníes, incluido el jefe nuclear de Irán, Mohamad Eslami, para tratar el programa atómico del país.

Las relaciones entre Irán y el OIEA se han ido deteriorando paulatinamente desde que Teherán dejó de respetar los compromisos adquiridos en el acuerdo nuclear de 2015, un año después de que Estados Unidos se saliera del pacto, en 2018.

Ese pacto, firmado con Alemania, Francia, el Reino Unido, Rusia, China y, de forma indirecta, con Estados Unidos, limitaba el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de las sanciones económicas contra el país.

Eslami afirmó la semana pasada que “estás negociaciones (en referencia a la visita de Grossi) ayudarán a aclarar las ambigüedades y seremos capaces de fortalecer nuestras relaciones con la agencia”.

En febrero, Grossi lamentó “profundamente” que Irán no haya revisado aún su decisión de vetar la entrada de algunos de sus inspectores al país, tomada en septiembre de 2023.

Irán, por su parte, defiende que las inspecciones se llevan a cabo.

“Las inspecciones de la agencia (OIEA) están en curso en el marco de la salvaguardia de los sitios nucleares de Irán. No prohibimos ninguna inspección”, afirmó la semana pasada Eslami, quien aseguró que hasta 130 inspectores internacionales pueden estar en Irán.

Irán decidió en los últimos meses reducir el ritmo de producción de uranio altamente enriquecido, con una pureza del 60 %, e incluso recortó sus reservas de ese material en un 5,3 %, hasta un total de 121,5 kilos, informó el OIEA en febrero.

La República Islámica venía aumentando a lo largo del año pasado la producción de ese material fisible, que es cercano a poder ser usado para la fabricación de una bomba atómica.