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El templo, construido sobre los fundamentos de un monasterio del siglo IV y perfeccionado en su forma actual en el siglo XIV, con mosaicos y frescos, se considera uno de los más brillantes y mejor conservados ejemplos del arte religioso bizantino y forma parte del complejo histórico de Estambul declarado patrimonio de la humanidad.
Fue convertido en mezquita en 1511, medio siglo después de la conquista otomana de Constantinopla, y transformado en museo en 1945, iniciándose la restauración de los frescos y mosaicos cubiertos con yeso durante su uso como templo musulmán.
En 2020, el presidente islamista turco, Recep Tayyip Erdogan, decreto la reconversión del edificio en mezquita, al igual que hizo ese mismo año con el museo de Santa Sofía, también antigua iglesia bizantina.
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Un año antes, el principal tribunal administrativo del país en 2019 había sentenciado que la decisión del Gobierno turco de dar categoría de museo al edificio era ilegal por contradecir el decreto otomano que lo calificaba de lugar de culto.
Se planificó instalar un sistema de cortinas para ocultar durante la plegaria las imágenes humanas y divinas, inadecuados para un lugar de rezo musulmán, al igual que se hizo ya en la iglesia de Santa Sofia de Trebisonda (Trabzon), reconvertida en mezquita en 2013.
Sin embargo, en San Salvador de Cora (o Chora, en otra transcripción) se han colocado solo unas pocas telas, ya que el principal espacio dedicado al rezo no tiene decoraciones de este tipo y los principales mosaicos están en naves laterales en las que no se reza.
En 2020, Atenas criticó la decisión de Erdogan de reconvertir el edificio en mezquita, pero Ankara defiende que un uso religioso del espacio no está reñido con su preservación ni daña el legado artístico del monumento.