"El conflicto en Ucrania lamentablemente cumple tres años en febrero. Durante este período, observamos una escalada de la crisis humanitaria y de la carrera armamentista", afirmó Vieira en su discurso ante el plenario, celebrado a puerta cerrada, aunque su ministerio divulgó el contenido de su intervención.
"Desde el principio, Brasil ha enfatizado la necesidad de diálogo y de una solución negociada, basada en los principios de la Carta de las Naciones Unidas y considerando las preocupaciones de seguridad de todas las partes. Brasil y China han lanzado una iniciativa conjunta para apoyar futuros esfuerzos de paz", señaló el canciller brasileño.
El pasado septiembre, recordó, "organizamos en Nueva York la Reunión de Alto Nivel de los Países del Sur Global sobre el Conflicto en Ucrania. Como resultado se creó el 'Grupo de Amigos de la Paz', que hoy incluye a 17 países".
El jefe de la diplomacia brasileña pidió el "fin del conflicto" y aseguró que "la paz duradera sólo puede lograrse mediante la diplomacia".
"Brasil también reconoce la necesidad de reiterar que cualquier solución viable a esta guerra debe surgir de un proceso de paz que incluya a ambos lados del conflicto en la mesa de negociaciones, algo que nuestro país y muchos otros vienen enfatizando desde el comienzo de las hostilidades", aseveró Vieira.
El secretario de Estado de EE.UU, Marco Rubio, que anunció a principios de mes que no iba a participar en la reunión de Johanneburgo, y el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, que sí asiste a la cumbre, abordaron este martes la guerra de Ucrania.
Ambos se reunieron por primera vez en Riad en un primer paso para normalizar sus relaciones diplomáticas y abordar una posible solución a la guerra en Ucrania, que cumplirá tres años el próximo 24 de febrero.
Tanto Ucrania como los países de la Unión Europea (UE) rechazan ser excluidos de las posibles negociaciones y esta semana se han sucedido las reuniones para concertar una posición común.
La reunión de ministros de Exteriores del G20, que se inauguró este jueves en Johannesburgo y se celebra hasta este viernes, acontece en un momento de agitación geopolítica por las medidas del presidente estadounidense, Donald Trump, como sus amenazas arancelarias, que vislumbran una guerra comercial en ciernes.
Asimismo, sobrevuelan la reunión las guerras en la Franja de Gaza y en Ucrania, también en el punto de mira de Trump, quien busca con intensos -y polémicos- esfuerzos diplomáticos acabar con esos conflictos.
El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, jefe de turno del G20 al ostentar su país la presidencia rotatoria del grupo, advirtió al inaugurar la reunión de Johannesburgo de que la creciente "tensión geopolítica" en el mundo supone una amenaza para la "coexistencia global".