"Para nosotros, Taiwán es sin duda una prioridad. Estamos haciendo esfuerzos para acelerar los plazos de entrega (de armas), especialmente en lo relativo a los sistemas relacionados con la guerra asimétrica, que son particularmente importantes para Taiwán", afirmó Greene, director del Instituto Americano en Taiwán (AIT).
En los últimos años, el Gobierno taiwanés ha impulsado la compra y el desarrollo de sistemas de combate asimétricos, como misiles antiaéreos y antibuque, minas submarinas y drones, para contrarrestar las crecientes amenazas militares de China, que considera a la isla autogobernada como una "provincia rebelde".
"Una vez que la guerra en Ucrania llegue a su fin, esperamos volver a centrar nuestra atención en las necesidades defensivas de Taiwán", agregó el diplomático, quien también reafirmó el "compromiso" de Washington con la isla.
Estas declaraciones se producen en pleno clima de incertidumbre respecto al compromiso del presidente de EE.UU., Donald Trump, con la defensa de Taiwán, sobre todo a raíz de la reciente decisión del mandatario estadounidense de paralizar toda la ayuda militar de Washington a Kiev.
A finales de febrero, el republicano evitó comprometerse a prevenir una invasión de China a Taiwán y aseguró que tenía una "gran relación" con su homólogo del gigante asiático, Xi Jinping.
Desde hace más de siete décadas, EE.UU. se encuentra en medio de las disputas entre ambas partes, ya que Washington es el principal suministrador de armas a Taipéi y, si bien no mantiene vínculos diplomáticos con la isla, podría defenderla en caso de conflicto con Pekín.
Esa postura ha provocado permanentes roces entre EE.UU. y China, cuyo Gobierno ha definido a la “cuestión taiwanesa” como la “línea roja” en las relaciones entre las dos potencias.