Beccalli recibió este obsequio por sorpresa cuando fue a rendir tributo al pontífice en la residencia de Santa Marta del Vaticano, donde Francisco vivía y murió este lunes, según medios italianos.
Francisco, como argentino, tenía un fuerte apego y devoción a esta virgen, también conocida como Nuestra Señora de Luján, venerada en el Santuario de Luján, situado a 70 kilómetros de Buenos Aires.
El vínculo estrecho del pontífice con este símbolo mariano era ya ampliamente conocido, y se evidenció en momentos como 2020, en plena pandemia de coronavirus, cuando trasladó un mensaje al arzobispo de la Arquidiócesis de Mercedes Luján, Jorge Eduardo Scheining, y mostró su cercanía con la virgen.
"Diremos nuestras preocupaciones y alegrías" a la virgen, dijo el papa en aquel mensaje.
El regalo de la estatua es un recuerdo del encuentro que el pontífice tuvo el 16 de abril -pocos días antes de su muerte este lunes 21- con personal médico del Hospital Gemelli de Roma que lo atendió en su reciente ingreso, así como con miembros de la Universidad Católica y la Dirección de Higiene y Salud del Vaticano.
En esta reunión estuvo también presente Beccalli, la primera mujer rectora de la Universidad Católica.
"Gracias por lo que has hecho por mí y por ser tan fuerte. Cuando las mujeres mandan, las cosas salen bien", le dijo entonces el papa a Beccalli.
En los días posteriores a la muerte de Francisco se han conocido varios gestos que realizó poco antes, como la donación de 200.000 euros de su propia cuenta personal para ayudar a los presos de una cárcel de menores de Roma.
Eran "sus últimas posesiones", explicó ayer el obispo Benoni Ambarus, director de la oficina para la pastoral carcelaria y encargado de asuntos caritativos en Roma.