Liliana Mercedes Villagra nació en Monte Alto, distrito de San Estanislao, departamento de San Pedro, en el año 1979. A principios de los años 80, a la edad de tres años, migró con su madre chipera y sus cuatro hermanos a la ciudad de Asunción en busca de mejores horizontes. Al llegar se ubicaron en el barrio Roberto L. Petit. Sin embargo, la falta de trabajo obligó a su madre a reubicarse unos meses más tarde en un territorio inundable del Bañado Sur. Allí, ella y sus hermanos trabajaron ayudando a su madre en la venta deambulante de verduras. Estudió en la Escuela San Cayetano de Fe y Alegría hasta el sexto grado y concluyó el noveno en el Colegio Roberto L. Petit. Tuvo que abandonar sus estudios por los problemas económicos que atravesaba la familia y trabajar en el servicio doméstico. A los 14 años conoce a Carlos, su esposo, y a los 17 forma con él una familia. Se convierte en madre de su único hijo Abrahan a los 20 años. Falleció el lunes 21 de setiembre a tres días de cumplir 41 años, a causa de complicaciones por covid.
"En el año 2011 ella se inscribe en el Programa de Reinserción Escolar para madres del Centro de Atención Familiar de la Asociación Mil Solidarios con el objetivo de terminar sus estudios secundarios. Allí conoce a otras cientos de mujeres que por la maternidad temprana o por las condiciones de pobreza en las que vivían no habían podido concluir sus estudios, mujeres que a diario padecían violencia de todo tipo. “Desde que Liliana entró al programa mostró una empatía genuina con las demás, era parte siempre del equipo organizador de todo tipo de actividades y en el 2012 formó parte del equipo fundador de Mujeres Unidas”, cuenta Soraya Bello, directora ejecutiva de la Asociación Mil Solidarios.
La Casa de las Mujeres
Mujeres Unidas es una organización que nace con el objetivo de reactivar la economía de las mujeres del Bañado Sur. Desde sus inicios ha funcionado como una cooperativa de trabajo en la que las mujeres han tenido la oportunidad de generar sus propios ingresos mediante iniciativas productivas como una peluquería, un taller de costura, una lavandería, una carpintería, flete taxi, entre otras varias. En el 2018 gracias a los aportes y el trabajo de todas las integrantes logran comprar un terreno con un pequeño local que poco a poco se va levantando y convirtiéndose en la Casa de las Mujeres. Liliana pasaba las tardes en ese lugar, recibiendo a cualquier mujer que necesitaba ser escuchada, contenida, auxiliada o ayudada. Las reuniones que se desarrollaban eran dirigidas por ella y en las cuales se gestaban pequeños proyectos productivos y comunitarios. Era también activista por los derechos de las mujeres, participaba siempre en las marchas del 8M y el 25N representando a las Mujeres Bañadenses muchas veces invisibilizadas.
“En la crisis generada por la pandemia fue una de las organizadoras de las ollas populares, en especial de la que asistía a decenas de familias del Barrio Caacupemí. Nos deja un legado de solidaridad, de coherencia, de compromiso comunitario y de lucha por los derechos de las mujeres” señala Soraya.
Deja un legado
Liliana fue la primera paciente trasladada de un hospital público (Barrio Obrero) a la terapia intensiva de un hospital privado (Británico) por falta de cama.
Ingresó el 12 de setiembre y por complicaciones en su salud falleció el 21 de setiembre. Con su partida, deja un legado de lucha por la reivindicación de los derechos de las mujeres bañadenses.