Obispo exhorta a vivir la Navidad practicando la solidaridad

Monseñor Pedro Collar Noguera instó a rezar con amor.Archivo, ABC Color

SAN JUAN BAUTISTA, Misiones. El obispo de Misiones y Ñeembucú, monseñor Pedro Collar Noguera, exhortó a los feligreses a vivir la Navidad contemplando al Niño Dios, a valorar a la familia y a practicar la solidaridad. “Que en cada hogar reinen siempre el amor y la paz, el respeto, la oración, el diálogo y el perdón”, exhortó.

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El obispo de Misiones y Ñeembucú, monseñor Collar Noguera, a través de un mensaje pastoral pidió vivir la Navidad en contemplación y en oración. Señaló que estamos muy próximos a la llegada de Jesús en este tiempo realmente atípico por la pandemia del COVID-19, pero que eso no debe impedir centrar la fe cristiana en la venida al mundo del Hijo de Dios, portador vivo del mensaje de salvación. “Les hago llegar unas reflexiones a fin de que en cada hogar reinen siempre el amor y la paz”, manifestó monseñor Collar.

Señaló que para vivir la Navidad cristianamente es importante rememorar su origen y su significado y plantear cómo celebrar este acontecimiento tan maravilloso. “La Navidad se vive conforme a la comprensión que uno tiene de ella; esa comprensión depende de la catequesis que uno ha recibido, de la familia a la cual pertenece y de la comunidad cristina en que un fiel participa y se compromete”, expresó.

Monseñor Collar Noguera señaló que la Navidad se debe celebrar ante el pesebre, en la casa, en el templo o en la plaza, en silencio y actitud de contemplación. Exhortó a los fieles a fijar la mirada en el misterio del nacimiento del Salvador Jesús, obra maravillosa de Dios.

Recordó el origen del pesebre que se encuentra en algunos detalles evangélicos del nacimiento de Jesús en Belén. “El evangelista Lucas dice sencillamente que María dio a luz a su hijo primogénito lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en posadas (2,7). Jesús fue colocado en un pesebre palabra que procede del latín praesepium”.

Explicó que el Hijo de Dios que vino al mundo a salvar a la humanidad encontró en Belén un sitio donde los animales van a comer. El heno se convirtió en el primer lecho para Jesús, que se revelará como el pan bajado del cielo. Un simbolismo que ya San Agustín, junto con otros padres, había captado cuando escribía: “Puesto en el pesebre se convirtió en alimento para nosotros”.

Explicó que la tradición del pesebre nació en la localidad italiana de Greccio. Unos 15 días antes de la Navidad, en el año 1223, San Francisco de Asís llamó a un hombre del lugar de nombre Juan y le pidió que lo ayudara a cumplir un deseo. “Celebrar la memoria del Niño que nació en Belén y contemplar de alguna manera con sus ojos lo que sufrió ese niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre el heno entre el buey y el asno”.

Agregó que Juan preparó el pesebre y que el 25 de diciembre llegaron a Greccio muchos frailes, como así también hombres y mujeres de las granjas de la comarca, que llevaron flores y antorchas para iluminar aquella noche santa. “Las personas demostraron frente al pesebre una alegría indescriptible que nunca antes habían experimentado”, recordó monseñor Collar.

“La Navidad es un tiempo de contemplación”, dijo el obispo, al tiempo de señalar que actualmente a causa de la pandemia debe ser una oportunidad para una fructífera celebración de la Navidad.

Ante la consulta de cómo debe vivir el cristiano la Navidad, respondió con una actitud de admiración de este gran misterio. “Es Dios que se aproxima a la humanidad, a todos y cada uno. Nuestra respuesta debe ser de ponderación, de alabanza, de adoración. Debemos cultivar esta dimensión de vida cristina con una actitud de escucha, generando espacios de silencio para experimentar el inmenso amor que Dios nos tiene”.

Agregó que después el sacerdote celebró solemnemente la Eucaristía ante el Nacimiento, mostrando el vínculo entre la Encarnación del Hijo de Dios y la Eucaristía.

Revalorizar la familia

Según el obispo, la Navidad es una oportunidad para revalorizar la familia. Añadió que Dios se hace uno de nosotros gracias al sí de la Virgen María. Agregó que Jesús, José y María constituyen el modelo de la familia en todos sus aspectos. “En la Navidad, Dios se aproxima a cada hogar para humanizarlo”, enfatizó.

Monseñor Collar pidió a los feligreses que en cada hogar se practiquen el respeto, la ternura, la oración, el diálogo y el perdón. El Niño Dios llama a la unidad y al amor en cada familia”, expresó.

Finalmente, el obispo invitó a los fieles a que asistan en sus respectivas parroquias a la Misa del Gallo, que en su mesa familiar prendan una vela como signo de Cristo, nuestra luz, y que los pobres, niños y ancianos tengan un lugar privilegiado en cada hogar.

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