Arzobispo califica de inhumano negar una despedida digna a los seres queridos

El arzobispo de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela, lamentó ayer la desvalorización del culto a los muertos y calificó de “inhumano” la imposición de no permitir gestos y los ritos para despedir honrosamente a los seres queridos.

El arzobispo de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela, en un momento de la misa que se ofició en memoria de las víctimas del covid.
El arzobispo de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela, en un momento de la misa que se ofició en memoria de las víctimas del covid.

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Ofrenda floral, toque de trompeta, minuto de silencio y campanadas ofrecieron ayer en la Catedral Metropolitana en memoria de las víctimas del covid-19, que hasta el viernes sumaban 7.482.

Fueron momentos muy emotivos, con los que recordaron la memoria del familiar fallecido. Las fotos de las víctimas estuvieron en el lugar, porque días antes se habilitó una dirección para enviarlas.

En la misa, el arzobispo reivindicó la cristiana tradición del culto a los muertos. “Hemos sido golpeados duramente durante esta pandemia, en nuestra tradición de dar sepultura a nuestros seres queridos que han pasado de esta vida a la vida eterna. El sentido de familia reunida para despedir a la persona amada se recuerda con varios gestos de la tradición, que surgen de la enseñanza de las obras de misericordia: ‘enterrar a los muertos’”, dijo Valenzuela.

El arzobispo sostuvo que el covid, en este tiempo tan raro, ha cambiado la forma de acompañar a los seres queridos fallecidos. “Entramos en un conflicto en torno a la tradición de los velorios, las exequias litúrgicas, las condolencias de familiares y el luto. La muerte está siendo el protagonista de las crónicas en este año terrible, tomó por sí mismo el protagonismo de nuestras vidas, se está mostrando en todo su poder”, indicó.

Intolerable imposición

Agregó que la imposibilidad de realizar nuestra tradición con gestos y rituales según la tradición cristiana representó una enorme herida, un desgarro intolerable de nuestra forma de velar por los muertos y como sociedad hemos sentido un cierto atropello a nuestra identidad histórica porque ni siquiera se ha podido llorar a los muertos.

Aprovechó el momento para denunciar la inhumana imposición que “se nos impuso imposibilitándonos a realizar los gestos y los ritos tan humanos para despedir honrosamente a nuestros seres queridos”. No obstante dijo de ellos que ya viven para Dios, para siempre. apuntó que ellos sobreviven en la historia. “No basta tener sus nombres en las páginas de Facebook con fotos, mensajes, súplicas, oraciones” y finalizó con un mensaje de esperanza al afirmar que las víctimas ya gozan de la presencia de Cristo resucitado.

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