Quedó esta noche oficialmente habilitado el tradicional pesebre de la familia Sánchez, en la ciudad de Itauguá, departamento Central, a solo 37 kilómetros de Asunción, sobre la ruta Marcial Samaniego, camino al Hospital Nacional.
Se puede visitar de lunes a viernes, de 10:00 a 22:00, y los fines de semana de 10:00 a 00:00, hasta el día de Reyes.
La particularidad de este pesebre, luego de su inmensidad, es que cada año ofrece algo distinto al público.
La familia se reúne en el mes de octubre para organizar y definir la temática, para luego iniciar los trabajos a finales del mismo mes.
Los inicios se remontan a más de 100 años. “No sabemos a ciencia cierta cuándo comenzó, pero haciendo los cálculos, son más de 100 años, ya que el hermano mayor pasó la línea de los 70 años de edad”, comenta Ramona Sánchez, quien encabeza el armado del pesebre junto a su hermano Carlos y su cuñada Elsa.
La propulsora de esta tradición familiar fue Liberata Cáceres, quien ya encabezaba la organización de un pesebre en su natal Carapeguá; pero luego, con sus hijos Ramón y Julia, se trasladó a la ciudad de Asunción, donde también lo promovieron en el barrio Nazareth.
Ramón Sánchez migró a la ciudad de Itauguá, donde conoció a la que luego sería madre de sus seis hijos, Narcisa Quiñónez, con quien continuó la tradición del pesebre, con el apoyo de su hermana Julia.
Tras el fallecimiento de los tres grandes promotores, en la actualidad, los hermanos Sánchez: Carlos, Ramona, Darío, Marta, Víctor y Julia, mantienen la tradición e incluso la pasaron a sus hijos y nietos.
“Estamos esperando al primer bisnieto, así que nuestro legado familiar va a seguir”, comentó Ramona.
La imagen del Niño Jesús es una reliquia jesuita
La única pieza del pesebre que no se cambia desde la primera edición es la del Niño Jesús. Se trata de una imagen jesuita del Niño Salvador del Mundo que, por ende, tiene más de 100 años.
Ramona recuerda que, en su adolescencia, el pesebre se hizo sobre el agua, en el arroyo que pasa frente a la casa y una gran tormenta llevó todas las piezas. Sin embargo, el Niño se salvó, fue rescatado del agua, en medio del temporal.
En otra oportunidad, el pesebre fue realizado debajo de un árbol y también llegó una tormenta muy grande. “El árbol cayó sobre el pesebre, mi mamá corría detrás del Niño que iba por el raudal y tía Julia le gritaba que deje porque era peligroso, pero lo salvó”, recuerda.
Otra de las tantas anécdotas que recuerda la familia refiere a una navidad, cuando un pariente llegó para “saludar” al Niño después de la medianoche, “un poco alegre”, y se puso a rezar. “Al final, escuchábamos que le pedía perdón al Niño, porque iba a llevar las frutas. Terminó de rezar, se levantó y se fue con la sandía, el melón y otras frutas”, comenta entre risas.
Una anécdota un poco más reciente es la de los nietos de Ramón, que iban para ayudar en el pesebre todos los años porque existía una paga: “Todos los días tenía que comprar helado del camioncito. Eran once nietos y les decía que era el pago por ayudar en el pesebre”, relata Ramona.
Portal de Belén
Este año 2025 la temática lleva por nombre “Portal de Belén”, ya que fue recreada la zona del mercado de la ciudad, por donde debían pasar los pastores y los Reyes Magos para llegar junto al Niño Jesús.
Fueron utilizadas más de 350 piezas, entre las que se encuentran las hechas a mano por la familia, cerámicas de Areguá y otros sitios, así como obras del Rey del Barro.
El pesebre mide 13 metros de largo y cinco metros de fondo. Cuenta con una cascada, que fue la última obra de don Ramón Sánchez, quien falleció a finales de la década de los 90.
La habilitación contó con la participación de toda la familia, personas de la comunidad e invitados especiales; y la bendición estuvo a cargo del sacerdote Freddy Romero, cura párroco de la parroquia Santa Ana en el Bañado Sur de Asunción y capellán de la Penitenciaría Nacional de Tacumbú.