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CIUDAD DEL ESTE. La baja cotización que experimentan los comodities causan inquietud entre los productores, no obstante, el área de siembra se mantendrá en las 850.000 hectáreas, consignaron las fuentes.
El técnico agrónomo Arnaldo Monges explicó ayer que es conveniente encarar ya inmediatamente después de la cosecha del trigo la siembra de soja para aprovechar los rastrojos que, según señaló, son sumamente importantes para abonar las aéreas de cultivos.
Monges se encontraba en la víspera acompañando la recolección de granos en las últimas parcelas del rubro, en la jurisdicción de Itakyry, de los productores brasiguayos Gildo, Gilberto y Sergio Da Silva, donde están confiados que el rendimiento llegaría a los 3000 kilos por hectárea.
“Los Da Silva anteriormente no mostraban ningún interés en la siembra de trigo, pero luego de mucha insistencia de mi parte comenzaron con la actividad y ahora son uno de los vecinos con mayor extensión de siembra de este rubro agrícola. A pesar de la baja cotización del grano se mantuvo el área de cultivo. Es desde luego muy importante no mantener la parcela ociosa”, dijo Monges.
Por su parte, Elio Meira, brasileño radicado ya hace más de tres décadas en la zona, empezó el martes con la siembra de soja. Manifestó la preocupación generalizada que existe por la baja cotización del momento del rubro agrícola. “La perspectiva no es buena. La gente habla de una cotización de 15 a 16 dólares la bolsa (de 60 kilos) y con esa cantidad resta muy poca ganancia para el productor. Yo en la cosecha anterior conseguí vender hasta en 20 dólares la bolsa, en algunos de los casos, pero en general vendí toda mi existencia en un promedio de 18 dólares por bolsa”, expresó el productor.
Meira de nuevo reclamo la asistencia del sector oficial. “Los préstamos, los insumos, la asistencia solo vienen de los silos, de las acopiadoras, del sector privado y los riesgos lo debemos asumir nosotros. De un día para otro también podemos quedar en la calle. Los costos de producción y de la mecanización son bastante elevados y las enfermedades y las dificultades climatológicas son imprevisibles. Del gobierno no recibimos ni mil guaraní... (sic)”, se quejó.
Meira vino al Paraguay en 1978 y se radicó inicialmente en Pykyry, colonia también ubicada al Norte del Alto Paraná. Recordó al margen el problema de las invasiones de tierra. “Felizmente yo no me he enfrentado aún con esos problemas pero muchos compatriotas y colegas productores tropezaron con ese inconveniente y es lamentable. El campesino tiene derecho a tener su tierra propia, pero es el Gobierno el que tiene que facilitarlo y, de ninguna manera, nosotros los productores que compramos bien caras nuestras parcelas”, finalizó.
El área de cultivo de la soja en el Alto Paraná está entre las 800 a 850 mil hectáreas y a nivel país en las 3 millones 500 mil hectáreas.