Entre los años 60 y 70, la añoranza de un migrante, el sufrimiento de un pueblo oprimido y la indignación hacia las desigualdades sociales se mezclaron con melodías y voces de autores e intérpretes revolucionarios.
Artistas como el uruguayo Daniel Viglietti, autor de “A desalambrar”, y el activista chileno Víctor Jara visibilizaron el hartazgo que producían los regímenes militares de entonces, a través de canciones de protesta. El “Hasta siempre” dedicado al comandante “Che” Guevara constituyó un himno de los jóvenes opositores de toda América Latina.
Recientemente, en un discurso, el presidente mexicano Andrés López Obrador parafraseó una canción de Calle 13, diciendo “no nos pueden quitar el sol”. Así, se puede ver la magnitud de estas melodías que, de alguna forma, influencian incluso a políticos.
Pese a que algunas autoridades usan las frases de levantamiento popular, contenidas en las canciones, como parte de sus discursos políticos, la verdadera esencia de la música de protesta se encuentra junto a manifestantes opositores y revolucionarios.
Muchas veces, estas melodías vienen de la mano de personas que, en la vida real, tomaron su rol de “agitadores mentales” de manera seria y ejemplificaron sus versos a través de una verdadera lucha. En efecto, algunos exponentes de este estilo, tales como el mencionado Víctor Jara, fueron expatriados y censurados, tanto por su explosivo mensaje de rebelión como por su participación activa en manifestaciones populares.
En nuestro país, la canción “Patria querida”, a pesar de no tener un mensaje claramente insurrecto, parecía contagiar el amor nacional a los jóvenes y opositores, durante la dictadura estronista; de la misma manera, este himno sigue invitando a una lucha por los derechos en numerosas manifestaciones actuales. Si se trata de describir las características de una sociedad justa, “fulgura en nuestros sueños” aquella tierra que describía Carlos Miguel Giménez, con su canción “Mi patria soñada”.
El rap, aunque esté comúnmente relacionado a las rimas y ritmos vacíos, asienta el mástil de su bandera de paz en numerosos países latinoamericanos. En Chile, Cevladé relata las injusticias del pueblo “sin techo ni derechos”.
Igualmente, en Venezuela, Apache y el fallecido Canserbero, con su Guía para la acción, relataban el hambre de un pueblo pobre. Incluso, nuestro país acrecienta la nutrida lista de rap protesta, ya que artistas como Federico “Fredo” Álvarez utilizan las rimas para instar a la ciudadanía a levantar los brazos ante las injusticias.
“Sé que con un tema no cambiará Venezuela, pues el problema está en los pensamientos, no en las fronteras”, dice Apache, un MC del mencionado país bolivariano. Tal vez, no es posible transformar la situación política de un país a través de melodías, pero un mensaje libertador consigue despertar a los oyentes y darles una verdadera guía para la acción.
Por Belén Cuevas (17 años)