Las dos sustancias implicadas, la flupiradifurona y el sulfoxaflor, están considerados como neonicotinoides de nueva generación, cuya prohibición estaba prevista por ley. Los neonicotinoides, que aparecieron en los años 1990 y se convirtieron en los pesticidas más utilizados del mundo, atacan el sistema nervioso de los insectos, polinizadores incluidos.
Aunque la dosis sea baja, las abejas y los abejorros acaban desorientados y no logran encontrar su colmena y, además, la sustancia también altera el esperma de los machos. En septiembre de 2018, ya se había prohibido el uso fitosanitario de cinco neonicotinoides: clotianidina, tiametoxam, imidacloprid, tiacloprid y acetamiprid.
La prohibición del sulfoxaflor y de la flupiradifurona, que entrará en vigor el 1 de enero, se estaba estudiando desde septiembre de este año, a raíz de la aprobación de una ley sobre alimentación. Alegando el riesgo que esas sustancias suponen para las abejas, la Justicia francesa, a petición de varias asociaciones ecologistas, suspendió y prohibió a principios de diciembre la venta de dos productos con sulfoxaflor del fabricante estadounidense Dow AgroSciences (Corteva).