Sĩritui

Sĩritui, hembra y macho (Polioptila dumicola), fotografía gentileza de Oscar Bordon, Naturaleza de Paraguay en fotografía.Oscar Bordon, Naturaleza de Paraguay en fotografía

Especie número 96 del manuscrito y 158 de los Apuntamientos, con las denominaciones de Carichu y de Contramaestre azuladillo, respectivamente.

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Félix de Azara nada dijo sobre quién le indicó el nombre que asignó a esta ave en su manuscrito, aunque en sus Apuntamientos refirió:

“No teniendo estos pajaritos nombre en el país, y no ocurriéndome el que les pueda convenir, me ha parecido dar a su familia el que he impuesto a la especie [el de Contramaestre] más fácil de conocer”; y, el de azuladillo, corresponde al color que predomina en su plumaje.

Azara mató al individuo que describió de un fusilazo en un matorralito, donde con su compañero “corría todas las ramas a media altura”, y advirtió que “Es ave común, aunque yo pocos he visto”.

Nomenclatura. Sonnini y Azara pensaron que el Contramaestre azuladillo podría ser el Petite moucherolle gris de fer de Edwards o Figuier gris de fer de Buffon (Polioptila caerulea), representado en la estampa iluminada número 704 (fig. 1) de Martinet, con la denominación de Figuier à tête noire de Cayenne.

Pero dicha ave resultó una especie nueva para la ciencia, la que fue identificada por Vieillot en 1817 con la denominación de de Fauvette des broussailles o Sylvia dumicola (actualmente Polioptila dumicola) en el Nouveau dictionnaire d’histoire naturelle (11, p. 170), a partir de las referencias que sobre ella dio Azara.

El epíteto que la identifica corresponde a la palabra latina dumicola/que vive o habita en el matorral, en atención a la siguiente referencia de Azara:

“me parece que prefiere los matorrales enredados”.

Costumbres y nido. Sobre las costumbres del Sĩritui comentó Azara:

“Me dicen que siempre van dos, y no más, y que hace su nido en matorrales con pajitas, donde solo pone dos huevos”.

En sus Apuntamientos agregó que:

“Por lo que he observado en el Paraguay, me parece que prefiere los matorrales enredados no muy copudos, ni lejos de ríos o aguadas. Siempre lleva la cola algo elevada, y su vestido es poco arraigado, débil, largo, y suave como seda. Le tengo por estacionario y escaso; y se alimenta de las arañas e insectos que pilla en dichos matorrales, corriéndolos en todos sentidos con viveza y en compañía de su amada”.

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