Así se ha expresado Goodall durante su conferencia en el Festival Starmus que se celebra estos días en La Palma (Canarias, Atlántico) y que reúne a premios Nobel y científicos líderes en sus áreas.
La conservacionista, sin embargo, ha lanzado un mensaje de esperanza y está convencida de que "todo eso pasará y venceremos" de la misma manera que sucedió tras la Segunda Guerra Mundial.
"Vi cómo triunfamos frente a los nazis y tengo esperanza de que todo esto desaparecerá", ha dicho Goodall, que ha citado las palabras del primer ministro británico durante la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill: "No nos derrotarán":
Goodall ha preguntado asimismo al principio de su intervención si el comportamiento violento de los chimpancés y gorilas macho, que luchan por la dominación de sus comunidades, se hacen los fuertes y se golpean en el pecho, "recuerda a algún político de los que hay hoy en día".
La etóloga ha hecho un repaso por su carrera y ha recordado, por ejemplo, la influencia y el apoyo de su madre y ha señalado que la curiosidad y no conseguir las respuestas correctas fácilmente es la semilla de cualquier científico.
"Tengo 91 años, he estado en este planeta mucho tiempo. Con 10 años decidí que mi sueño era ir a África, vivir con animales salvajes y escribir al respecto, pero todo el mundo me decía que no tenía dinero, que solo era una chica o África era peligroso. Pero mi madre me animó a encontrar la manera", ha rememorado la primatóloga.
Ha agregado que los chimpancés son muy parecidos a los humanos, pues se acarician, hacen herramientas, se relacionan entre ellos con cariño y las familias con vínculos profundos se mantienen juntas hasta 60 años, pero también "tienen un lado oscuro y brutal".
Respecto al futuro del planeta en el contexto de la crisis climática, Goodall ha expresado que desde la Revolución Industrial se está hurtando el futuro al planeta y a las generaciones más jóvenes.
No obstante, ha defendido, la naturaleza es especialmente resiliente y que con algo de tiempo y "un poco de ayuda" regresa a ser tan preciosa como antes de destruirse.