Enviada de Unicef constata penosa realidad de “esteranos” de Tacuaras

En las compañías Potrero González y Yacaré Costa del distrito de Tacuaras, departamento de Ñeembucú, el panorama es desolador. Las familias sobreviven en el agua porque sus casas, escuelas y chacras quedaron inundadas por el desborde de los esteros a causa de las copiosas lluvias. El MEC solicitó el apoyo de la Unicef para atender la penosa realidad de los escolares “esteranos”.

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TACUARAS, Dpto. de Ñeembucú (Clide Noemí Martínez, corresponsal). En las compañías Potrero González y Yacaré Costa del distrito de Tacuaras, caballos y cachiveos son elementos que permiten a alumnos y docentes concretar el riesgoso viaje a través de inmensos camalotales para llegar a las escuelas. Las lluvias de las últimas semanas complicaron aún más la vida de los “esteranos”, ya que han perdido la totalidad de sus minicultivos, base de su alimentación.

La población de las compañías Potrero González y Yacaré Costa convive históricamente con los inmensos humedales del Ñeembucú. Actualmente, las 26 familias de Potrero González sobreviven en medio de esteros desbordados, con sus casas inundadas, y resisten en los “sobrados”, pero sin dejar de desafiar al inmenso espejo de agua para llegar a las estancias cercanas, donde en su mayoría trabajan como peones.

Nueve niños asisten a la escuelita con sistema plurigrado de Potrero González y seis en la de Yacaré Costa. Desde hace dos semanas no asisten a clases por el anegamiento de las precarias infraestructuras por efecto del desborde de esteros tras las intensas precipitaciones.

El terrible panorama que impide reanudar las clases en varias escuelitas de Tacuaras y otras zonas, y que hace disminuir la asistencia en alrededor de 50%, motivó al Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) a solicitar la colaboración de le Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) para buscar respuestas efectivas.

La doctora Cynthia Brizuela Speratti, oficial de educación de la organización internacional, lideró el grupo que visitó ayer las instituciones en emergencia. Estuvo acompañada en la tarea por el embajador de Francia en nuestro país Jean Christophe Potton y representantes de la Supervisión Regional del MEC. 

La especialista indicó que la prioridad es buscar métodos para que los niños retomen sus estudios y no pierdan el año escolar.

La solicitud se basó en contar con aulas móviles, asistencia psicosocial, planificación para la gestión de riesgos, y apoyo a docentes y padres de familia. Brizuela Speratti significó que inicialmente se considera que las aulas móviles no serían lo más apto para la región, en cambio, se debería considerar la incorporación de embarcaciones más seguras, en reemplazo de los cachiveos que navegan con gran riesgo para niños y docentes.

Afirmó que los alumnos deben contar con botas de caño largo para caminar en los lugares en los que no ingresan las canoas. Resaltó que también se requiere de abrigos para protegerlos del frío, que ya se hace sentir.

La representante de la Unicef explicó que otra consecuencia de las grandes precipitaciones es la pérdida de los textos escolares, que se mojaron debido a las goteras de las precarias escuelas. “Como el pronóstico no es bueno, debemos pensar en un sistema de gestión de riesgos y concretar un plan de asistencia sostenido y eficiente con las autoridades locales”, expresó.

Finalmente, destacó el valor de los maestros rurales del Ñeembucú, que realizan diariamente verdaderas proezas para cumplir con su misión. “Esto sí es vocación de servicio y estos docentes merecen un monumento por la valentía y el patriotismo que demuestran todos los días”, resaltó.

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