En la misa en la capilla de su residencia, la Casa Santa Marta, que el Vaticano ofrece en directo para que la puedan seguir los fieles, Francisco afirmó que “en muchas partes se siente uno de los efectos de esta pandemia: muchas familias necesitadas, hambrientas y lamentablemente el grupo de usureros que les está ayudando”.
“Esta es otra pandemia. La pandemia social: familias de personas que tienen un trabajo diario o, por desgracia, un trabajo no declarado que no pueden trabajar y no tienen comida... con niños”, observó.
Y “los usureros se llevan lo poco que tienen”, denunció el Papa.
“Recemos por estas familias, por los muchos hijos de estas familias, por la dignidad de estas familias, y recemos también por los usureros: que el Señor toque sus corazones y los convierta”, añadió.
Francisco, que lanzó un llamado al término de la Semana Santa para la cancelación o reducción de la deuda de los países más pobres ante la emergencia, quiere convertir la crisis sanitaria en una oportunidad para una movilización por el bien común, de manera que surja un modelo de sociedad más humano. También, había pedido a quienes preparan el camino de salida a la emergencia por la pandemia que piensen en la gente y no en el dinero.