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CARACAS (AFP). Venezuela, el país con las mayores reservas probadas de petróleo en el planeta, atraviesa una severa crisis que se expresa en escasez generalizada e hiperinflación.
Para la ONU, al menos siete millones de venezolanos, cerca de un cuarto de la población, necesita ayuda humanitaria urgente.
La Cruz Roja Venezolana reparte en el país parte de la ayuda humanitaria que ingresó la Federación de Sociedades de la Cruz Roja y la Medialuna Roja, pero pacientes crónicos aún esperan por fármacos.
La ayuda se reparte en ocho hospitales y 30 ambulatorios de la Cruz Roja, así como en centros públicos. El objetivo inicial es que dispongan “progresivamente” de insumos para operar de forma adecuada y que los pacientes puedan acceder a medicamentos.
Los trabajos de la Cruz Roja llegan en medio del pulso por el poder entre el opositor y presidente interino Juan Guaidó y el dictador Maduro, que se niega a dejar el poder pese a sumir a su pueblo en la miseria.
Guaidó intentó sin éxito ingresar donaciones de EE.UU. por las fronteras con Colombia, Brasil y Curazao el 23 de febrero. Maduro lo impidió al denunciar el operativo como una mascarada para una intervención militar. Esas donaciones, que permanecen en depósitos, podrían entrar por gestiones de la Cruz Roja, que sopesa hacer una evaluación de su contenido y calidad para constatar que cumplen sus estándares.
Despolitización
Los llamados a “no politizar” la asistencia se multiplicaron desde que Maduro anunció un acuerdo con el Comité Internacional de la Cruz Roja autorizando su ingreso, en abril.
Ni el gobierno ni la oposición tienen participación en el operativo, recalcó la organización.
La Federación Internacional de la Cruz Roja se reunió por separado con Maduro y con el Parlamento (opositor) para obtener el compromiso de ambas partes de no interferir en el despliegue.
De lo contrario, la Cruz Roja no podía garantizar la efectividad ni la seguridad de la operación, en la cual reivindica sus principios de “imparcialidad, neutralidad e independencia”.