“El buen pediatra es afectuoso e instruye”

El Dr. pediatra Óscar Doldán lanzó durante la reciente Feria Internacional del Libro, su tercera obra. Sensible ante el mundo de los niños, guarda recuerdos que quiere compartir a través de las letras.

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El Dr. Óscar Doldán tiene 40 años de experiencia y le sobran anécdotas, por eso escribió: Anécdotas pediátricas inolvidables y Otras historias médicas casi olvidadas. Su libro es el último de una trilogía de recuerdos, el primero fue sobre San Bernardino, luego sobre el Colegio San José y ahora con relatos e historias médicas. “Todo surgió cuando un hermano organizó un boletín electrónico familiar llamado “El Doldanero”, en ese foro fui publicando anécdotas durante 10 años de los más variados temas”, cuenta, y detalla que lo hizo en los pocos ratos libres que tenía durante las exigentes guardias de 24 horas, en IPS, servicio de cardiocirugía pediátrica. “Cuando el blog familiar se acabó seguí publicando en Facebook y ahí me gané una legión de seguidores que aguardaban impacientes mis relatos”, comenta agradecido, y agrega que “cada médico tiene mucho por relatar y todos podrían escribir su propio libro de vida”.

–¿A quién dirige su libro?

–Uso un lenguaje bien accesible, si hay términos médicos, aclaro su significado. El libro está pensado para médicos, enfermeras, psicólogos, padres, pacientes, docentes. Y en general para todos los que, de alguna manera, se hallan en contacto con esos seres incomparablemente tiernos llamados niños.

–Las anécdotas son un gancho irresistible

–Es un recuento parcial e incompleto de tantas experiencias, con luces y sombras de mis 40 años de médico, más 6 de estudiante. Como en un bazar persa, en el libro hay una recopilación de múltiples vivencias. Si los lectores recorren el mismo itinerario que el autor y de alguna manera se identifican, si eso sucediera, habré cumplido plenamente mi objetivo.

–¿Qué mensaje debería quedarnos?

–Los pediatras –amén de curar las enfermedades– tenemos una misión eminentemente instructiva, especialmente a los padres que se inician en la compleja tarea de educar a sus vástagos. Aprovecho muchas de estas anécdotas para dejar mensajes y moralejas para todo aquel que tiene la responsabilidad de “manejar” niños.

–¿Cómo es su espíritu lector, qué lee?

–Durante las largas madrugadas de guardias he devorado una colección de 100 biografías históricas, es el género que más me agrada. Stefan Zweig es mi autor predilecto, y el libro que más me impactó en toda mi vida es “El médico”, de Noah Gordon.

–¿Qué virtudes requiere la pediatría?

–Sin dudas, se debe tener una vocación especial para tratar infantes y su entorno. En la empatía y el vínculo con los mismos se funda el ejercicio de la pediatría. Es una disciplina muy compleja en donde se conjugan conocimientos, paciencia y tolerancia para interpretar las dolencias de pequeños pacientes que no saben aún expresar sus padecimientos. Suelo expresarle a los jóvenes que quieren dedicarse a esta especialidad, que no es un juego de niños.

–¿Cuál es su diagnóstico de la niñez paraguaya?

–Falta salud y educación, un binomio que es promesa en toda campaña política electoral, pero llegan al poder y se olvidan. Siguen siendo asignaturas pendientes.

–¿Son los niños capaces de curarse de una enfermedad grave mediante la alegría?

–Está fehacientemente comprobado que el aspecto afectivo juega un rol preponderante en la recuperación de un paciente. Aún en los casos más graves, nunca debe faltar el afecto, la palabra de consuelo y la esperanza de salir airosos ante difíciles trances.

lperalta@abc.com.py

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