Desde afuera llegan campañas diseñadas contra el bullying que hasta ahora no salen de la teoría. ¿Cuáles son las raíces de tanta violencia entre los jóvenes? Falta de objetivos, oportunidades, de amor a la vida, de reglas, de límites, no reciben cariño, sufren desnutrición, provienen de ambientes violentos desde niños, lo tienen todo, menos atención, etc.
Adolescentes adolecen rebeldía y va desde causas psicológicas normales hasta las provocadas por traumas o trastornos. De más está decir que los hechos de violencia no se dan solo en el colegio, también en la calle, en una disco o dentro de la misma familia.
Los profesionales de la conducta afirman que las acciones dañinas que comienzan temprano, pueden continuar hasta que la persona sea un adulto joven. Tanto muchachos como chicas pueden ser víctimas o agresores.
Los recursos que utilizan para atacar suele ser el estado físico, la fuerza y la habilidad, hay jóvenes que se especializan en artes marciales como el kick boxing, vale todo o boxeo (entre más), mientras otros se fascinan por armas de todo tipo, andan en pandilla, otros son solitarios, consumen películas y videojuegos de combate o exterminio, y otro tanto creció entre las peleas de sus padres o en zonas difíciles.
No son pocos los padres que dicen que no logran comunicarse con sus hijos, a esto se suma que no se comparte más la mesa o si se hace, hay un televisor eternamente encendido.
Hay padres que ponen las manos en el fuego por sus hijos, pero fuera de la casa estos chicos tienen otro comportamiento. Están en una etapa de cambio, prueba, de competencia con los demás adolescentes en muchos aspectos.
Los expertos aconsejan conocer al hijo a través de sus amigos de la clase. Sin duda, los padres con chicos en edad escolar deben concurrir a las reuniones de padres para interiorizarse de los problemas de conducta o brotes de violencia por más pequeños que sean. Ser padres de adolescentes implica –con urgencia– involucrarse mucho más en la educación, participando en las comisiones del colegio y entrando –prudente pero firmemente– en el mundo de los jóvenes (cuáles son sus miedos, qué cosas les parecen malas o inadecuadas), intercambiando ideas con maestros y directores, preocuparse por lo que transmiten los medios masivos y los alternativos. Todo lo que los hijos sufran, los primeros que deberían saberlo son los padres, si no es así, deben cuestionárselo, solos y/o en pareja, para rever o ajustar su rol. Padres tienen que ser puerto, refugio y orientación.