Acusaciones cruzadas

A una semana de las elecciones internas de los partidos políticos, paulatinamente el ambiente se va cargando de mensajes negativos.

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Desde hace unos días, la disidencia colorada intensificó el discurso sobre una eventual maniobra del oficialismo para manipular votos para ganar las elecciones. Sin un ganador claro, el mensaje cala hondo. 

Como siempre ocurre en tiempos de la posverdad, la aseveración no tiene ningún sustento en la realidad. Parte de la construcción del mensaje a través de las redes sociales desde donde se instalan y replican. Algo de ese ya empezó a andar a mediados de semana en las diferentes plataformas electrónicas.

Cuando se busca indagar como se llevaría adelante la maniobra se recurren a discursos genéricos que terminan por decir nada. El mayor apoyo son las encuestas que en los últimos meses mostraron a Mario Abdo arriba en la intención de voto. Pero una cosa son las encuestas y otra los votos reales que se logran movilizar el día de los comicios.

En el oficialismo colorado también se habla de un plan que está preparando la disidencia, pero no para manipular votos, sino para generar incidentes que finalmente terminen poniendo en duda todo el proceso electoral. Habría un esquema bien montado que se activará el día de las elecciones con punteros y dirigentes denunciando el robo, que será convenientemente replicado en las redes sociales para después ser tomadas por los medios.

Incuso hay algunos más audaces que sostienen que el proyecto disidente tiene el respaldo de la oposición. Lo cierto es que el presidente del PLRA desde hace meses pone en cuestión la imparcialidad de la Justicia Electoral.

Las dudas no son exclusividad de la interna colorada. Los liberales también viven su propia historia de denuncias. La disidencia, encabezada por Blas Llano, desde el inicio de la campaña habló de maniobras varias del presidente del partido para controlar el proceso electoral. Primero, fue el intento de expulsar a un grupo de senadores y diputados llanistas; después, vino la integración del Tribunal Electoral con mayoría oficialista.

En ambos casos, el llanismo logró revertir la situación, pero eso no impide que las denuncias y los temores sobre el proceso electoral se mantengan.

El titular del PLRA está seguro de que tiene controlado el frente interno, no pone mucha atención a los reclamos. Toda su mirada está centrada en lo que pase más allá del partido. Las denuncias de fraude o la desconfianza permanente sobre la gestión de la Justicia Electoral refuerzan el mito de irregularidades que para abril de 2018 podría ser muy conveniente.

A este contexto de denuncias varias sobre un eventual fraude electoral se suma la tensión que está generando la inminente extradición de Jarvis Chimenes Pavão al Brasil, donde tiene procesos por tráfico de drogas. Su abogada hace unos días advirtió que su defendido es muy respetado en la frontera y que su remisión al país vecino podría generar una crisis. 

Chimenes es un hombre que ha logrado extender su poder a buena parte de la estructura del Estado; pero aún así está a unos días de ser extraditado al Brasil, un lugar al que no quiere ir. Ahí su vida esta en riesgo; pero por ahora no tiene cómo impedir la extradición.

La última semana del proselitismo electoral llega cargada de viejos fantasmas y situaciones reales que tensionan las elecciones del domingo 17 próximo.

Todavía quedan unos días de campaña en los que cada sector recurrirá a todo lo que tenga a mano para tratar de sumar votos, porque finalmente la elección se decidirá con votos.

ogomez@abc.com.py

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