Lady Macbeth

SALAMANCA. Más ofensivo que nos mientan es que nos mientan tomándonos por estúpidos, alegando argumentos tan absurdos y descabellados que el intento de engaño se convierte en insulto. La explicación de la presidenta argentina, Cristina Fernández, a través de su cuenta de internet, sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman, es un ejemplo de ello. En lugar de dar la cara, de conectar con ese amplio sector de la ciudadanía decente argentina, la ciudadanía inteligente, la que ha hecho un país grande y culto a pesar de los grandes esfuerzos realizados por los peronistas para echarlo a perder, y buscar una explicación a un crimen del cual ella es la principal beneficiada, se ha limitado a encerrarse en la residencia de Olivos y gobernar desde allí a golpe de mensajes a través de internet. No hay que extrañarse de esto, ya que siempre se mostró dispuesta a evitar a ese sector de la ciudadanía argentina para conectarse con esa población lumpen que organizó en los grupos llamados “piqueteros”.

Cargando...

Ella es la principal beneficiada con la muerte violenta de Nisman, por partida doble, por haber sido este fiscal quien la denunció por intentar proteger a los culpables del atentado terrorista contra el edificio de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina), que costó la vida a 85 personas y dejó más de 300 heridos. Y la beneficia también porque la utiliza para desviar la atención al declararse víctima de un gigantesco complot conspiratorio contra su gobierno.

El 27 de enero de 2013, a través de un mensaje de Twitter (su manera favorita de gobernar) dio a conocer este mensaje: “Histórico: después de casi 19 años del atentado AMIA, se logra, por primera vez, instrumento legal de derecho internacional entre Argentina/Irán”. La noticia despertó la ira no solo de la colectividad judía argentina, la tercera más grande del mundo (Israel, Nueva York, Buenos Aires), pues justamente todos los caminos del atentado conducían a la Embajada de Irán en la capital argentina y a Teherán. Por eso se cursaron pedidos de captura a Interpol de autoridades iraníes, entre ellas un expresidente y quien entonces ocupaba el Ministerio de Defensa. El grotesco memorándum de entendimiento fue interpretado como lo que era: un manto de protección para los culpables, y firmado por el canciller argentino, Héctor Timerman, miembro de la colectividad judía de su país, que de este modo salía en contra de los intereses de los suyos. En términos más crudos: traicionó a su propia gente.

La frialdad y la desfachatez con que Fernández de Kirchner está queriendo manipular la muerte de una persona valiente, que creía en la justicia y que buscaba la verdad, solo puede recordar a un personaje de la literatura universal: a Lady Macbeth; pero no a una Lady Macbeth de Escocia, sino una “lady” del subdesarrollo. Quiero imaginármela vagando por los salones de la Casa Rosada diciéndole a sus compinches: “¡Qué importa que llegue a saberse, si nadie puede pedir cuenta a nuestro poder!” (Shakespeare, Acto V, Esc. I). Así de soberbia siempre se ha mostrado, sobre todo cuando sus oponentes eran más pequeños y más débiles. Como nosotros, por ejemplo.

El caso de Nisman tiene antecedentes ya que todos quienes ocuparon la presidencia, desde aquel atentado, comenzando por Menem, se esforzaron por interferir las investigaciones y se tuvieron consecuencias que lamentar. Hay quienes relacionan la trágica muerte del hijo de Menem con estos hechos. Y en torno a esta espiral de violencia, el “suicidio” del capitán Jorge Estrada por la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia; la muerte “accidental” de Lourdes di Natale, exsecretaria de Emir Yoma –hermano de Zulema, la antigua mujer de Menem– y testigo clave en el caso. Murió ahorcado Marcelo Cattáneo en el caso de corrupción de IBM-Estado argentino, y el “suicidio” del brigadier Rodolfo Echegoyen, que investigaba contrabando de mercaderías, drogas y lavado de dinero en la aduana del aeropuerto de Ezeiza.

Se puede considerar como “jurisprudencia” el recurso del suicidio en los problemas judiciales que involucran a gente del Gobierno en Argentina. De allí que resulte tan difícil creer que Nisman se haya suicidado ni que lo hayan matado para atacar al gobierno de Lady Macbeth, quien terminará como el personaje de Shakespeare: “¿No he de poder ver limpias estas manos? ¡Todas las esencias de Arabia no desinfectarán esta pequeña mano mía!”.

jesus.ruiznestosa@gmail.com

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...