Así, de la mano del príncipe Guillermo, Kate inmediatamente se convirtió en una referente del mundo de la moda y lo ha demostrado a lo largo de estos nueve años. Sin embargo, hay que hacer notar que el vestido, cuyos detalles se aprecian en la foto inferior, fue inspirado en el traje de novia de la exactriz Grace Kelly para su boda en el año 1956 con el príncipe Rainiero III de Mónaco. Esta es la evidencia de lo apegada que está Kate a los dictados del estilo clásico, sobrio sin demasiadas ostentaciones.
La característica que la acompaña en todas sus tenidas son los vestidos entallados (pero no excesivamente ajustados) y generalmente acompaña un cintillo terminado en moño o alguna terminación que fijan la atención en esa parte de la prenda de vestir.
Kate también ha sabido mantener la figura luego de haber sido madre en tres ocasiones. No ha tenido reparos en repetir prendas, lo que habla de que está conteste con esta tendencia que acompaña a la realeza moderna.
Por un momento, su reinado de la moda se vio tambaleante cuando entró a escena su cuñada, la exactriz Meghan Markle, quien supo aggiornarse a los mandados reales durante un tiempo, pero encendiendo la alarma cuando osaba mostrar hombros y piernas más de lo permitido a una integrante del palacio real.
Sea como sea, la pulseada la ganó Kate, quien ahora es única dueña y señora de la red carpet palaciega y no desaprovecha la oportunidad para ostentar su buen gusto en el vestir.
Texto: Regina Falange.