La canasta mecánica

DE LO QUE NO SE HABLA. Las conversaciones sobre el sexo suelen estar plagadas de mitos. Es comprensible, ya que los mitos son un intento de dar explicaciones a cosas que no entendemos bien del todo. Aunque algunos pueden llegar a ser graciosos, la mayoría solo sirve para confundir más a la gente, al punto que pueden perjudicar a la salud, motivar problemas en la pareja, formar estereotipos, prejuicios y causar muchos embarazos no deseados.

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Algunas de esas fantasías tradicionales siguen siendo las mismas durante casi toda la historia, otras mutaron y están las nuevas que fueron surgiendo en el tiempo.

En la antigua Grecia eran admirados los penes pequeños y firmes, mientras que los grandes eran considerados poco estéticos. Una extraña creencia que se remonta a la época medieval sostenía que los hombres y las mujeres producían espermatozoides. El castigo para el adulterio en Roma era la amputación de la nariz. Aunque hoy nos parezca espantoso, en la antigua Babilonia se permitía a los hombres ofrecer sus esposas como pago colateral de un préstamo, y el Código de Hammurabi castigaba a la mujer que era violada sexualmente. Si una mujer casada era violada, se consideraba este hecho como un acto de adulterio por parte de la mujer. Ella y el violador eran sentenciados a morir ahogados.

Durante la época victoriana se consideraba enfermas a las mujeres que tenían su menstruación y se las obligaba a permanecer en cama.

También circulan una infinidad de teorías sin fundamento que acaban asumiéndose como verdaderas; falsas creencias o verdades a medias que se repiten una y otra vez en charlas informales o en películas y programas de televisión.

Por ejemplo, es falsa la creencia de que tener pies grandes, manos grandes o nariz grande es señal de que se cuenta con un miembro masculino grande. En cambio es verdadero que la dieta mediterránea y el chocolate son afrodisíacos. El chocolate puro contiene feniletilamina, que es el mismo químico que el cerebro libera cuando nos enamoramos, por lo que ha sido denominada como la “droga del amor”, según el Journal of Sex Medicine. Es cierto que algunos de los alimentos que ingerimos pueden influir en el rendimiento sexual, aunque este no es el caso de las ostras, afrodisíaco favorito desde la mitología griega. Un estudio publicado en el International Journal of Impotence Research concluye que la dieta mediterránea les da un empujón a su interés en el sexo a las mujeres que sufren síndrome metabólico.

Algo bastante común es la vergüenza que se tiene para hablar de sexo. Son pocos los adolescentes que hablan abiertamente con sus padres, mientras que el resto recurre a internet y a películas porno para informarse sobre lo que al sexo atañe.

Recibir una educación integral, partiendo del conocimiento científico, ayudaría a los jóvenes a tomar decisiones más responsables sobre su sexualidad, lo que hará que se respeten más a sí mismos y a los demás.

carlafabri@abc.com.py

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