Entérese

Cargando...

El más antiguo archivo del Río de la Plata

Además de guardar la documentación que certifica la historia del Paraguay y de gran parte de la región rioplatense, el Archivo Nacional de Asunción es, en sí, la historia misma del Paraguay.

Punto ineludible para el estudio de los avatares de la historia regional, el Archivo Nacional paraguayo guarda en sus añosos documentos los datos y las informaciones de gran parte de la historia colonial, pues al ser Asunción la más antigua ciudad de la región, su archivo contiene mucha de la información requerida para ir formando el rompecabezas histórico de las numerosas ciudades nacidas del seno de la Madre de Ciudades.

Capital histórica de la región paraguaya y rioplatense, de su puerto y lindes salieron más de 120 expediciones conquistadoras, colonizadoras y pobladoras, las cuales están testimoniadas en muchos de los documentos que forman parte del acervo del Archivo.

Además de dichos documentos, el Archivo Nacional de Asunción es repositorio de diversos tipos de documentos: denuncias, demandas, inventarios, testamentos, nombramientos, bandos, padrones, ordenanzas, mercedes, provisiones, pragmáticas, cédulas reales, entre otros.

Poco tiempo después de su fundación, la ciudad sufrió un grave accidente: un pavoroso incendio la destruyó casi totalmente en 1543, pero, al parecer, las autoridades tuvieron el buen tino de poner a buen recaudo los documentos que testimoniaban su entonces corta historia.

Cinco años antes de la creación del Archivo ya había preocupación por que fuera establecido. Así lo cuentan viejos mamotretos que hablan de la necesidad de guardar los papeles e, inclusive, nos cuentan del nombre del funcionario encargado de ir recolectándolos: don Rodrigo Gómez.

Para mayor seguridad de la documentación que se iba formando en el manejo de la ciudad, el 26 de julio de 1544, el gobernador Irala, con el veedor Alonso Cabrera, el contador Felipe de Cáceres, el factor Pedro Dorantes y el tesorero Garcí Venegas, resolvieron ordenar la confección de “un arca con tres llaves” para la guarda de los papeles de la administración colonial. De esa manera se creó el Archivo Nacional de Asunción, el más antiguo de Sudamérica.

Posteriormente, fueron mandadas hacer otras cajas, como la que El Cabildo ordenó hacer el 25 de noviembre de 1596, fecha celebrada por el Archivo Nacional de Asunción como su fecha fundacional. Muchos avatares vivió este fondo documental; entre ellos, los daños ocasionados y la pérdida de numerosos documentos, producto de los desmanes y saqueos ocasionados durante la Guerra contra la Triple Alianza. Aun así, el Archivo Nacional de Asunción guarda en su acervo diversos documentos relacionados con la historia paraguaya y regional, hasta 1870.

Paraguayo notable

Un día como hoy, hace 16 años, fallecía en la ciudad de Barre, Vermont, Estados Unidos de América, el doctor Silvio Báez, un ciudadano guarambareño nacido el 6 de julio de 1915. Peleó en la Guerra de Chaco, en la que recibió heridas, y fue condecorado. En la posguerra estudió en la Universidad Nacional y egresó como médico. Fue becado a los Estados Unidos de América en 1942 para especializarse en Fisiología, en la Universidad de Cornell, Nueva York.

Ejerció la cátedra en la Universidad de Nueva York y en 1985 fue contratado por la Facultad de Medicina Albert Einstein como profesor titular de Anestesiología, Fisiología y Biofísica. En dicho centro de estudios, el equipo científico dirigido por el doctor Báez realizó varios descubrimientos.

Fue reconocido mundialmente por sus trabajos científicos y enseñanzas. Dictó conferencias en innumerables países de los cinco continentes y en 1974 fue contratado oficialmente por el Gobierno del Japón para dictar clases sobre sus descubrimientos en la Universidad de Hiroshima, donde recibió una mención honorífica.

Recibió varias distinciones por sus investigaciones. Fue miembro vitalicio de la Asociación Norteamericana para la Promoción de las Ciencias y de la Academia de Ciencias de Nueva York, y miembro fundador de la Sociedad Científica sobre Microcirculación de los Estados Unidos.

En su juventud fue jugador del Club Cerro Porteño.

País de iguales

Hace un tiempo le escuché decir a un acaudalado empresario: “A mí, me rascan un poco y se nota mi piel de ferretero”.

De alguna manera seguimos siendo un país de iguales. Todos hijos de vecino…

“En los pueblos de campaña –decía Manuel Domínguez en una conferencia disertada a principios del siglo XX– no existe otra jerarquía legítima que la derivada del trabajo, o sea del rendimiento que el trabajo proporciona.

Hablar ahí de abolengos, de títulos nobiliarios, del color de la sangre o de posición social conquistada por cualquier medio que no sea el de la inteligencia ayudada por el esfuerzo muscular equivaldría a incurrir en el desprecio público, a caer en el ridículo, sentar fama de loco.

Para el hombre de la campaña, la sangre solo tiene un color: el rojo. La alquimia de los tontos no le ha dado aún el color azul de la de nuestros antiguos y encopetados nobles.

La generalidad de las gentes del país se halla libre todavía de ese prurito desmedido de escalar posiciones políticas, o de un orden análogo, mediante el ingreso a las carreras llamadas liberales.

(…) He asistido a incontables fiestas en la campaña y me he vinculado con todos los círculos, los que residen en los centros más poblados y los que residen en pleno campo. Siempre observé el mismo hecho: la categoría de las personas era determinada por su mayor o menor actitud para el trabajo. No se acuerdan de averiguar apellidos ni ascendencia. Y los hijos de la primera autoridad política, del caudillo más prestigioso, del rico estanciero o del acaudalado comerciante se divierten y bailan, en grata compañía, con los hijos del almacenero, del artesano, del carpintero, etcétera”.

surucua@abc.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...