Sin la magia de Cortázar

Cuando se cumplen 30 años de la muerte de Julio Cortázar, autor de la inolvidable Rayuela, su figura sigue más presente que nunca en el mundo literario con homenajes, obras inéditas y libros que recuerdan la carrera del escritor argentino.

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Julio Cortázar, el niño grande, alto, desgarbado y siempre fascinado por la experimentación y la modernidad, no solo en la literatura, sino en la música, la pintura o el cine, y creador de Rayuela, la novela que marcó un antes y un después en la literatura en español, murió en París el 12 de febrero de 1984.

Así es que, 2014 es el año Cortázar, ya que además de la conmemoración del 30.º aniversario de su muerte el pasado 12 de febrero, también se cumple el centenario del nacimiento del escritor argentino, quien hubiera cumplido los 100 años el 26 de agosto.

Rayuela, un libro que son varios

“Julio Cortázar es de esos escritores ausentes que siempre estará presente”, decía la viuda de Julio Cortázar, el pasado mes de julio durante una celebración del 50.º aniversario de la publicación de Rayuela, el libro que revolucionó el panorama literario y el más simbólico y universal del escritor.

Un libro que, a su manera, “es muchos libros, pero sobre todo es dos libros”, como se indica en sus primeras páginas la gran Rayuela, que hoy es de lectura obligada en muchas escuelas argentinas, y libro del que todavía se venden unos 300.000 ejemplares al año en América Latina.

Julio Cortázar, hijo de un argentino de ascendencia vasca, nació en Bruselas en 1914, y publicó Rayuela el 28 de julio de 1963, de la mano de Francisco Purrúa, en la Editorial Sudamericana. Por aquel entonces, el autor vivía en París, como traductor de la Unesco, con dominio del inglés y el francés y como un activo escritor de vanguardia.

Tanto es así que la gestación de Rayuela, la “antinovela”, nace mucho tiempo antes de su publicación. “Me propongo empezar por el final y mandar al lector a que busque en diferentes partes del libro, como en la guía del teléfono”, escribía el escritor a su amigo Jean Bernabé, en 1960.

Pero no es solo Rayuela el artefacto literario que hizo de Cortázar uno de los escritores más innovadores e importantes de lengua española, sino también títulos con tanto pulso narrativo como Historias de cronopios y famas, El perseguidor, Bestiario, Todos los fuegos, el fuego, Queremos tanto a Glenda o Libro de Manuel, entre más de 20 libros.

Exposiciones, publicaciones, proyecciones de cine —una de las pasiones de Cortázar— actos musicales y diferentes actividades se van a desarrollar a partir del 12 de febrero en diferentes países, como Francia, España o Argentina para recordar los 30 años de la muerte del escritor.

En París

Además, Cortázar y su obra serán los protagonistas del salón del libro de París este año.

Cortázar por Buenos Aires. Buenos Aires por Cortázar, de Diego Tomasi (Seix Barral) es uno de los libros homenaje al escritor. En él, y en forma de crónica y viaje por el tiempo, se habla de la relación del escritor con la ciudad. Una mirada sobre Argentina de la mano de Cortázar.

Este año también otros dos libros inéditos recuperan y arrojan luz, si cabe, sobre la figura del escritor desde diferentes ángulos.

El primero de ellos: Clases de literatura (Alfaguara) un volumen que por primera vez reúne las charlas que en 1980 impartió Julio Cortázar en la Universidad de Berkeley, que, en palabras del editor Carlos Álvarez, pertenecen a “los últimos días felices del autor”.

Y el segundo libro, y muy importante, Cortázar de la A la Z, que acaba de salir en España y Latinoamérica, y que supone una suerte de álbum biográfico en imágenes del autor, con edición de la viuda del escritor, Aurora Bernández, y Carlos Álvarez Garriga y diseño de Sergio Kern.

Cortázar de la A a la Z es un viaje artístico por la vida de este maestro de la palabra, que supo mezclar fantasía y realidad para poder experimentar con nuevas fórmulas narrativas. Un álbum plagado de imágenes, muy “cortaziano” por su libertad, su experimentación y sentido del humor.

Unas imágenes a las que acompañan textos dispuestos de forma alfabética, como un diccionario, y que en su mayoría pertenecen a las diferentes obras de Cortázar, entrevistas o fragmentos de su correspondencia.

Estos textos se inician con la A: Abuela, Aurora, Axolotl, Azar; sigue con la B: Barcelona, Buenos Aires... C: Casa, Crítica, Cronópio... G: Gabo, Galicia, hasta llegar a la Z, en una especie de diccionario, de álbum que se complementa con las imágenes que encajan como si fuera un puzzle.

Las imágenes se dividen en dos grupos; por un lado, las fotos de familiares y amigos y, por otro, las imágenes de objetos seleccionados por los editores de entre las primeras ediciones de libros, algunas revistas y objetos personales, como su máquina de escribir o la medalla del bautismo, entre otras muchas.

El volumen también recoge bastantes manuscritos, cartas inéditas e imágenes personales, que componen un libro objeto, un cajón de sastre lleno de color, diseñado por Sergio Kern.

Julio Cortázar murió antes de cumplir los 70 años, de leucemia, y está enterrado en el cementerio de Montparnasse, junto a su segunda esposa, Carol Dunlop.

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