Un teatro conmovido por obras sensibles

El recital fue un homenaje al paraguayo Nicolás Pérez González, por lo que el recital inició con el estreno de “Jeroky”, para flauta sola, de dicho compositor. La interpretación estuvo a cargo de Adriana Aquino Navarro, flauta principal de la OSIC. El autor escribió una pieza para cada sílaba: “Je”, “Ro” y “Ky”, en las que pasea por todas las posibilidades e intensidades sonoras de la flauta traversa, en este caso llevadas de manera espléndida y brillante por la flautista.

Seguidamente fue el también estreno de “Formas. Fracciones. Fricciones”, de Ale Leju, obra creada en el marco de “Residentes”, programa de la OSIC que impulsó a jóvenes compositores, quienes se inspiraron en “La Catedral”, de Agustín Barrios.

En este caso, el compositor y también músico de la OSIC creó a partir de un estilo minimalista, utilizando la repetición como recurso expresivo, a través de una sucesión libre entre un preludio de Bach y “La Catedral”. Escrita para flauta, fagot, violín y piano, fue recreada por Fernando Aquino y Adriana Aquino, Dámaris Rodríguez y Stefano Pavetti Serratti, con dichos respectivos instrumentos.

La obra del joven compositor podría pensar a la música como la vida misma. Como su nombre indica, la música sube, baja, se abre, se cierra, por momentos agoniza o reverdece. Ale presenta a la música como paisajes vivos, pinturas en movimiento, con demasiado cuerpo y demasiada alma. Las melodías desbordan como también acongojan. Es, quizás, lo más hermoso que escuché en años. Vale destacar la gran calidad técnica del ensamble, que atravesó cada pasaje con gran sensibilidad.

Al terminar la presentación, el creador instó a los jóvenes tanto músicos compositores y artistas en general, a “tomar los espacios existentes y reformarlos”. “La sociedad espera lo que tenemos para decir”, sentenció.

El concierto terminó con una celebración a Bach con su Suite Orquestal Nº 2 BWV 1067, bajo la dirección de Diego Sánchez Haase.

Mavi Martínez