Autor de una filmografía de fuerte sello personal que le ha valido el reconocimiento como uno de los directores más originales, admitió que le "resulta muy difícil explicar por qué (su película) ha funcionado" y ha obtenido numerosos premios internacionales, como dos César en Francia.
"Hacer una película es algo tan difícil, hay que solucionar tantos problemas, que lo último en que piensas es si la gente la entenderá o si tendrá éxito. Como empieces a darle vueltas a eso, nunca resolverás el puzle que tienes delante", dijo.
Serra, que acudió a Londres en colaboración con la Embajada española, presentó "Pacifiction" en un acto en el cine Lumière del Instituto Francés, país con el que ha mantenido una larga colaboración profesional a lo largo de los años.
El realizador de Banyoles (Girona) defendió que sus películas "no son lentas, pero están hechas para crear un efecto casi físico en el espectador", gracias sobre todo al uso de los anticlímax en la narración.
"Es una cuestión de tempo, pero de tempo dramático. Esos momentos anticlimáticos existen en 'Pacifiction', ese tipo de diálogos que siguen y siguen, y uno empieza a tener esa sensación física de hacia dónde va esto", agregó.
Por eso, abogó por "no obsesionarse con ser apreciado o ser coherente", ya que de lo contrario difícilmente puede generarse algo original.
Para él, lo primero a la hora de abordar un rodaje es "crear las condiciones para pasarlo bien", y a continuación rodearse de un equipo reducido de confianza, con el que llega a rodar cientos de horas desde varias cámaras simultáneamente.
"Las cámaras están ahí para filmar lo que los actores tratan de esconder. Es parte de su vanidad, de la tendencia, pero me importa una mierda lo que nos quiera dar el actor. En general es aburrido lo que los actores quieren mostrar", opinó.
Y reveló divertidas anécdotas acerca del rodaje de "La muerte de Luis XIV" con el actor francés Jean-Pierre Léaud, uno de los "monstruos" de la interpretación en Francia.
"El primer día me dijo: 'Soy el rey de los actores y voy a encarnar al rey de Francia'. Y de verdad él creía que era el rey. Eso dio muchos problemas en el rodaje, y al final estaba tan pagado de si mismo que echaba a todo el mundo agitando la mano para que no se metieran en su plano". explicó.
Y, fiel a los autores clásicos franceses, citó a Marcel Proust para condensar su filosofía de vida: "La clave de todo es saber decir que no. Hoy el mundo está muy desorientado, hay muchas tentaciones, y hay que aprender a negarse".